Bueno al fin llegó el día tan esperado, ser tardo igual que un trabajo de parto pero, al fin luego de un largo y exhaustivo trabajo vamos a conocer a la ranita y el sapito...
Para mí fue complicado y placentero a la vez escribir este capítulo, como algunas sabrán yo estudio para ser partera, que con suerte lo seré en un año y medio más... Así que en este capítulo intente transmitir un poquito la energía que siento en cada uno de los partos que presencié hasta ahora; un momento mágico y único, lleno de paz luego de un largo trabajo de partos.
Aún no soy mamá, espero serlo dentro de unos años, por que escribí viendo de las reacciones de cada mujer que tuvo en sus brazos por primera vez a su pequeño rayito de sol.
Sin más palabras, las dejo para que lean de una vez por todas este ansiado capítulo... Es el fin de un viaje, en las que todas acompañamos.
Besitos
Naty
P.D: Cuando vean la palabra "hacer click" apretarlo, son canciones que me ayudaron a escribir y sirven mucho para crear el verdadero ambiente.
*****************************************************************************
Kpov
- No sé como voy a sobrevivir a cuarenta días sin tenerte.- volví a hablar besando su mano y apretando nuestros dedos-
- Te convertí en una ninfómana.- reí por su tontería.- ¿Te sientes bien?- preguntó preocupado.
- Todo está bien amor, me siento bien, feliz y enamorada de mi marido- acaricié su rostro y lo besé dulcemente.- Voy al baño a limpiarme y ya regreso.
Me limpié, me puse bragas y una camiseta blanca de Rob, lavé mis dientes y cuando estaba por salir del baño, sentí mi braga húmeda… al bajarla, una mancha blanca con una línea de sangre era la causante de la sensación mojada. Pensé que eran restos de semen, pero era de una consistencia diferente, se parecía mucho al flujo que me venía cuando estaba por ovular; solo podía ser una cosa… estaba perdiendo el tapón mucoso, la hora ya se aproximaba…había empezado mi labor de parto…
- Amor ¿Todo va bien?- me preguntó golpeando la puerta.
- ¡Si, ya voy!- me apresuré a contestarle, no quería que se entera que estaba perdiendo el tapón mucoso.
Laura me había explicado que una vez que lo perdiera, no significaba que inmediatamente me pondría en trabajo de parto, pero sí que mi cuello uterino había comenzado a presentar modificaciones. Si Rob se enterara, me llevaría como loco hasta el hospital y estaba demasiado cansada para salir corriendo.
Me cambia las bragas y me puse una toalla femenina para no seguir manchando, mañana visitaría a Laura para que viera como estaba.
- ¿Todo bien?- volvió a preguntarme, abriéndome sus brazos para que me acomodara sobre él.
- Sip, solo me entretuve más de la cuenta.- besé su pecho-.
- ¿Disfrutaste tu día?- acariciaba mi panza, donde mis bebés daban pequeñas patadas.
- Mucho, mucho; lo que me gusto fue como terminó.- sonreí y batí las pestañas sugestivamente.
- Eres terrible mi ballenenita; pero debo admitir que a mi también me agradó como terminó tú día.- se acercó y comenzamos a besarnos, volviéndose cada vez más demandantes.- Creo que hoy ya tuvimos muchas emociones, será mejor descansar.- me besó por última vez.
- Gracias por el cumpleaños que me diste, te amo.- acomodé mi rostro sobre su pecho, enredando mis piernas con la de él.-
- Yo también, cielo.- besó el tope de mi cabeza, empezó a tararear una de mis tantas canciones y de un momento a otro me quedé dormida.
*****
- Ummm… si parece que ya estamos entrando al tramo final. Tienes un cincuenta porciento del cuello borrado y un centímetro de dilatación.- dijo Laura, sacando sus dedos de mi vagina-.
- Me supuse que algo se había modificado cuando vi el tapón mucoso.- me puse nuevamente mi ropa.- Pero como dijiste que me lo tomara con tranquilidad, así que esperé hasta hoy para venir a verte.
- ¿Tuviste contracciones ayer? –me preguntó-
- Si, cuando estábamos comiendo se me puso la panza dura durante un tiempo pero luego se calmó. Aún no siento dolor.
- Ya sabes que tener contracciones no significa tener dolores, quizás tu umbral de dolor es muy alto y por eso no lo sentiste. Controla bien cuando la panza se te pone dura, si es dos veces cada diez minutos durante dos horas, vas para la guardia hospitalaria.
- Si, ese verso ya me lo sé de tantas veces que Robert me llevó a la guardia el último tiempo.- nos reímos-.
- ¿Qué dijo con lo del tapón mucoso?- me sirvió un poco de té.
- No se lo conté.- levantó la vista y me miró fijamente.- Está muy ansioso y me pone ansiosa a mí.
- Si el pobre ya no ve la hora de tener a sus hijos cerca; yo recuerdo que Mark estaba peor que él y eso que es médico, en vez de tranquilizarse me agobiaba.- volvimos a reírnos-.
- Laura ¿Crees que pueda logra tener a mis bebes por un parto normal?- pregunté con duda.-
- Claro que si Kris, no vas a estar sola, me tendrás a mi en todo momento para tu tranquilidad y el bienestar de los bebés. Sabes que soy la primera en cambiar de plan si algo no estuviera en los parámetros normales. ¿Quieres que mejor planeemos una cesárea?
- No, no, no, solo fue una duda. Quiero intentarlo, quiero ser yo la primera en tomarlos y llevarlos a mi pecho, quiero que sepan que siempre tendrán a su mamá.
- Serás una gran mamá, eso no lo dudes nunca.- apretó mi mano, brindándome la seguridad que me faltaba.- Además no vas a estar sola, tendrás a Robert a tú lado y a todo el equipo de salud; todo va a salir bien.
- Si lo sé… es que este último tiempo fue de tanta felicidad, que me da miedo que algo puede ocurrir al final… No sé- me encogí de hombros.- Quizás sean ideas tontas mías.
- Es normal Kris- apretó mis manos.- Mírame a mí, soy partera, traje cientos de niños al mundo y cuando me tocó a mí me puse a llorar desconsoladamente en el trabajo de parto.
- ¿Enserio?- asintió.-
- Si, a pesar de haber aprendido mil formas para tranquilizarme, para relajarme, cuando entre en trabajo de parto todo eso se me olvidó; solo éramos mis bebés y yo… En el parto una vuelve a la parte más primitiva del cerebro y surgen aquellos miedos que uno tiene oculto en su ser. Es un momento liberador, disparador de emociones, se produce un quiebre en tú vida y nunca va a volver a ser la misma.
- Ay Lau, me entiendes tan bien, no sé que haría sin tí. Siempre estuviste a mi lado, en los buenos y malos momentos; no solo cuidaste de mis bebés sino también, te convertiste en una amiga.
- Es parte de mi trabajo, no soy solamente la que cuida que todo esté bien durante el embarazo; también me transformo en tu guía en esta etapa de tu vida… Yo solo te doy herramientas, después queda en ustedes como las van a utilizar.- el reloj marcó las seis de la tarde-.
- ¡Dios que tarde que se hizo!- me levanté toda apurada.- le dije Rob que iba a tomar algo con mis amigas y de paso compraba la cena, será mejor que ya me marche antes que comience a rastrearme el celular.- me reí imaginando a mi marido haciendo eso.-
- Ve y dale un poco de valeriana para relajarlo.- me recomendó.-
- Creo que mejor le doy un sartenazo en la cabeza y va a funcionar mejor.- bromeé.-
- Ah Dios Kris si haces eso… ¿A quien vas a gritar dentro de unos días, jurando y perjurando que nunca más en lo que le resta de vida te va a volver a tocar?
- Tienes razón, mejor me guardo el sartenazo para después del parto.- las dos nos reímos.- Gracias Lau por todo, te mantengo al tanto de como van estos dos.- acaricié mi barriga.-
- Para el trece ya los vas a tener en tu brazo, créeme.- me dijo ya en la puerta de su consultorio.-
- ¿Ya, tan pronto?- asintió.- Bueno entonces voy a preparar varios litros de valeriana y melisa para tranquilizar a Robert… Adios Lau, saludos a Mark y a las niñas.- me despedí de ella.-
Antes de ir a casa, pase por el supermercado para llevar un poco de helado de menta granizada y los ingredientes para preparar una sopa de tortilla; me sentía con fuerzas y ganas de cocinarle algo rico a Rob.
- ¡Amor llegue!- grité dejando mi cartera y las llaves en la entrada; Bear y Nala enseguida llegaron a saludarme.- Hola chicos ¿Papi donde está?- pregunté acariciándoles la cabeza.- Vayamos a dejar esto en la cocina y luego me llevan con él.-
Mientras guardaba las cosas en la cocina, escuche una melodía que provenía de una guitarra, eso me dio una idea de donde se hallaba Robert.
Con cuidado me fui acercando hasta, su lugar personal, abrí con tanto cuidado la puerta que no se percató de mi presencia hasta que escuchó mis aplausos.
- Llegaste…- se le iluminó el rostro, dejando la guitarra a un lado.-
- Es preciosa la canción.- me acerqué hasta él y con mucho cuidado me senté.- ¿Ya la terminaste?
- Está casi lista, hay unos acordes que aún no me convencen del todo. Los extrañé.- me besó, dejándome sin aire.-
- Nosotros también, las chicas te mandan saludo; mañana posiblemente vengan a almorzar.- mientras hablaba él agachó su cabeza para dejarla apoyada sobre mi vientre.- Hoy voy a preparar sopa de tortilla.- acariciaba su pelo.-
- No es necesario que te pongas a cocinar, podemos pedir comida china o alguna pizza.- siguió acariciando mi vientre arropando a sus hijos.-
- Tengo ganas de cocinar y prepararte algo rico, déjame que te malcríe unos días más.
- ¿Por qué lo dices? Acaso…- se sentó un poco asustado-.
- Tranquilo Rob… todo está bien; solo lo decía porque ya no me que queda mucho tiempo más antes de nuestra fecha.- intenté calmarlo sin ponerme en evidencia que sus hijos ya estaban dando sus primeros de querer salir a conocer este mundo. La ranita y el sapito patearon fuerte, haciéndose escuchar.-
- Ok, todo está bien.- su panza sonó por hambre.- ¿Qué habías dicho sobre la sopa de tortilla?- preguntó con carita pícara.-
- Vamos ayuda a esta ballena encallada a levantarse así te prepara uno de tus platos, favoritos.- me tomó por debajo de los hombros y haciendo, prácticamente, toda la fuerza él me levantó del piso-.
- Te amo.- me besó la frente.-
- Y yo a ti.- lo abracé todo lo que pude, largando un largo suspiro…
La noche pasó sin ningún inconveniente, lo malo es que casi no podía pegar un ojo ya que cada vez que lograba conciliar el sueño, las patadas de mis hijos me hacían abrir los ojos de golpe. Más de una me dejó sin aire.
*****
En la mañana del once de abril, mientras desayunaba con Maguie, ella hizo el comentario que veía algo diferente en mi barriga, como un poco más baja… por supuesto me hice la desentendida, alegando que era solo locuras de ella.
Por la tarde noche, pasaron mis amigas y luego se nos unieron Lizz, Tom y Nettie, esta vez si pedimos pizza ya que yo no me sentía con muchas ganas de preparar nada. Estaba teniendo pequeñas contracciones, venían por un rato y luego se iban.
Creo que Robert, notó como mi cara se fue descomponiendo poco a poco a lo largo de la noche y cuando se hizo las once, alegó que estaba cansado y que ya era hora de que todos se fueran… Me despedí de todos y con cuidado subí las escaleras, encendí la ducha, sosteniéndome de los grifos dejé que el agua me pegara directamente en la cintura para calmar el dolor. Una mano con una toalla empezó a frotar ésa zona.
- ¿Llegó la hora?- preguntó, con voz suave y calmada frotándome la cintura, tal como Laura le había enseñado.
- Aún no… ummmm que bien se siente eso… pero estamos cerca.- dejé de sostenerme de los grifos y apoyé la cara en el hueco de su cuello… aspirar su aroma varonil me relajaba.-
- ¿Hace cuanto que estamos cerca?- lo sabía… jamás lograría engañarlo.-
- Desde la noche después de mi cumpleaños, cuando me fui a limpiar, perdí el tapón mucoso… Perdón por ocultártelo.- dije apenada.-
- ¿Los niños y tú están bien?- asentí- Entonces no hay nada que perdonar vida.- estuvimos un largo rato bajo la lluvia, hasta que el agua comenzó a ponerse fría.- Vamos, salgamos y te preparo un té de melisa así logras descansar un rato.-
Me secó, me puso un cómodo camisón, dejó las ventanas abiertas mientras se fue a preparar el té. Lo tomé de a poco, Robert se entretuvo masajeándome los pies… No encendimos la televisión, él puso de fondo a Van Morrison y comenzó a cantarme. (Hacer click)
I've been searching a long time
For someone exactly like you
I've been travelling all around the world
Waiting for you to come through.
Someone like you makes it
All worth while
Someone like you keeps
Me satisfied. Someone exactly
Like you.
No quitaba sus ojos de encima de mío… yo acariciaba mi panza suavemente, y los niños iban bajando la intensidad de sus pataditas.
I've been travellin' a hard road
Lookin' for someone exactly like you
I've been carryin' my heavy load
Waiting for the light to come
Shining through.
Someone like you makes it
All worth while
Someone like you keeps
Me satisfied. Someone exactly
Like you.
Me acomodé mejor sobre las almohadas, relajándome por completo, cerré los ojos y me dejé llevar por la hermosa letra, significaba mucho para nosotros…él me la había cantado por primera vez la noche que me hizo suya.
I've been doin' some soul searching
To find out where you're at
I've been up and down the highway
In all kinds of foreign lands
Someone like you... etc.
I've been all around the world
Marching to the beat of a different
Drum.
But just lately I have
Realized
The best is yet to come.
Fui sintiendo cada vez más suave su voz, hasta que me quede dormida…
- Descansa cielo… ya falta poco.- sentí un besito en mi frente-.
*****
Estaba durmiendo plácidamente, cuando una patada muy fuerte por parte de mi hija me hizo abrir los ojos de golpe, la mano de Robert me acarició inconscientemente la barriga y el dolor fue bajando de a poco… Abrí los ojos, intenté levantar mi cabeza para ver la hora, sin despertarlo.
- Son las cuatro y cuarto.- susurró detrás de mío.-
- ¿Estás despierto?- pregunté-, él se sentó y me ayudó a acomodarme-.
- Dormito, estoy controlando cuantas veces se te puso dura la panza; el sapito a penas si se movió pero mi pequeña es la que te está dando las patadas de karate durante toda la noche.- se agachó para besar a cada uno de sus hijos.-
- Bueno ella es la más grandecita de los dos, la que siempre en todas las ecografías y monitoreos parece bailar de aquí para allá. Él es mas tranquilo…- suspiré acariciando el costado donde se encontraba mi hijo-.
- Entonces ya nos podemos hacer una idea de quien nos dará baile en las noche.- me reí por su comentario.- ¿Te encuentras bien cielo?- acarició mi rostro, con preocupación.
- Si, solo que nuestra niña me pateo demasiado fuerte.- asintió- ¿Hay agua?- me había olvidado de subir mi vaso con agua y ahora tenía sed.
- Nop, yo tampoco subí mi vaso… Voy a buscarte uno en la cocina, ya regreso.- besó mi frente y salió disparado para la cocina-.
No me aguante esperarlo, así que me levanté y por instinto, fui hasta la habitación de los niños. Prendí la luz de noche, para que a penas iluminara el lugar… Me detuve mirando todo a mi alrededor, fui hasta las cuna y acomodé los ositos de peluches que había en ella; me dirigí hasta el sillón mecedor para sentarme, Bear entró y se acomodó a mi lado lloriqueando.
- No pasa nada Bear.- le acaricié las orejas.- Dentro de poco tendrás un par de amigos para jugar; serás un buen perro ¿verdad?- me llenó de lenguetazos la pierna, para luego apoyar la cabeza pegadita a mi barriga.
- ¿Qué haces levantada?- preguntó Rob con el vaso entre sus manos-.
- Nada, solo tenía ganas de estar aquí; además no estoy sola tengo a nuestro primer bebé conmigo.- acaricié a Bear-.
- Cierto, él fue el primer integrante extra de nuestra pequeña familia. Toma el agua.- me dio el vaso.- Espero que acepten bien a los niños… ¿sabes Bear? vas a tener a dos niños que te tiren mucho de las orejas, se te suban al lomo, coman tu comida…-lo miré con cara de asco.- ¿Qué? –preguntó ofendido- Yo le robaba la comida a mi perra cuando era niño…
- Eres asqueroso amor.- despeiné su pelo.- Estoy seguro que él y Nala serán muy buenos amigos de los chicos.
- Espero que sea así, luego tendremos que practicar tu y yo amigo para espantar a todos los chicos malos que querrán estar cerca de mi princesa.- dijo jugando con su cara, ganando unos buenos ladridos de su parte-.
- Deja de preocuparte por los novios de tu hija, aún te quedan unos… catorce años de paz.- dije jugando con su cabello todo revuelto-.
- ¿Cómo que nada más que catorce años?- casi se le sale el corazón de la boca.- Nada de eso… hasta los treinta nadie se le va a ocurrir tocar un pelo a mi nena.- me reí muy fuerte.- ¿Qué? Lo digo muy en serio Kristen… Haber déjame un lugar a tú lado que ya me duelen las piernas.- me paré para que él se sentara y luego me puse sobre él, para que luego me envolviera con su brazo.
- ¿Te peso?- pregunté pero él negó con la cabeza.- En serio Rob, yo no llego a los treinta aún y ya estoy por ser mamá, de verdad crees que tu hija va estar casta y pura hasta esa edad; es poco creíble cielo.- besé el hueco de su clavícula para tranquilizarlo.- Acaso te tengo que recordar las cosas que me hacías a los dieciocho.- le susurré en el oído, acariciando su pétreo pecho-
- Ummm… puede que tengas razón.- murmuró por lo bajo, entre dientes.- Bueno entonces hasta los veinte, ni un año más ni un año menos.- escondí mi rostro en su pecho para reírme. Nala entró a la habitación al poco tiempo, seguida por Jella que venía a paso muy lento, era raro que estuviera caminando por las noches y más detrás de Nala.
- ¿Parece que ahora no eres él único ansioso en el nacimiento de los babys?- dije mirando a nuestros animales, que se habían acomodado a nuestro alrededor.
- Ya quieren conocer a sus futuros amigos de travesuras.- ambos reímos, pero yo me corté de golpe cuando sentí un pequeño dolor en la parte baja de mi cintura.
- ¿Una contracción?- me preguntó, poniendo una mano sobre mi dura barriga.- Respira hondo y larga el aire de a poco…- seguí su consejo.- Eso, ya pasa…- besó dulcemente mi frente.
- Gracias… Hoy no eran tan fuertes…
- ¿Llamamos a Laura?- me preguntó con ansiedad-
- No aún no es el momento… falta.- acomodé mi cabeza sobre su corazón, sus latidos me tranquilizaban.- Mejor controlemos por un tiempo, hasta ahora no me han durado mas de media hora y luego se cortan.
- Está bien, pero llegan a dolerte mucho, llamamos a Lau ¿ok?- dijo muy serio.
- Si papá preocupón.- bromeé golpeando su pecho.-
Las contracciones siguieron durante las siguiente dos horas pero eran cada quince a veinte minutos; entre cada una yo me quedaba dormida, pero Robert se mantuvo en vela toda la noche, tocando mi barriga, estando atento a cada movimiento de mis niños.
Cuando el Sol se empezó a poner sobre las ventanas, él me pidió que nos vayamos acostar, así no me dolía el cuello; espero que me acomodara en la cama, para luego taparme y volver a rodearme con sus fuertes brazos por un rato más.
*****
- ¿No te gustó la ensalada?- preguntó mi marido retirando mi plato casi lleno, para llevarlo a la cocina. Hoy hacía mucho calor, por lo que comimos en el patio.
- La ensalada está rica, soy yo la que no tiene hambre; además el calor me está matando.- dije abanicándome-.
- En verdad me sentiría más cómodo si llamáramos a Laura, haz estado todo el día yendo y viniendo con las contracciones, tal vez estés más dilatada que el otro día y….- se tocaba el pelo todo nervioso-.
- ¿Te sientes más tranquilo si ella viene para acá?- asintió.- Ok ok papá oso tu ganas, llamemos a Laura haber que nos dice.
Laura llegó una hora después, yo mientras aproveche el tiempo para meterme el la pileta, en verdad el agua hacía milagros con mi cintura adolorida. No era muy fuerte la molestia, pero tampoco era del todo agradable.
Cuando llegó fuimos hasta la habitación para que me pudiera revisar, y ver si había habido más cambios o seguía igual.
- Creas o no ya llegamos a los cuatro centímetros de dilatación y tienes un ochenta porciento del cuello borrado.- dijo Laura con una gran sonrisa-.
- ¿Eso que significa? Lau no soy buenos con las matemáticas y menos en este momento.- preguntó mi marido muy nervioso.
- Pues que para que salva los bebés Kris necesita haber dilatado diez centímetros y tener el cuello borrado un cien porciento; en otras palabras, estamos casi a mitad de camino de conocer a los babys.- habló con toda tranquilidad.-
- Oh Dios, oh Dios, oh Dios… que hacemos, que hacemos.- Rob se movía de un lado al otro sin saber que hacer, Laura se paró para tranquilizarlo-.
- Robert escúchame.- lo tomó de los brazos.- Kristen y tus hijos están bien, escuchaste sus latidos ¿verdad?- él asintió.- Lo que ahora vamos hacer, es tomar los bolsos que tienen preparados en la entrada, ir al auto y llegar al hospital.- volvió asentir, pero estaba más blanco que el papel.- Todavía falta, pero quiero que estén controlados en el hospital, ya que por suerte, Kristen soporta muy bien las contracciones y si sigue aquí no nos dará tiempo de llegar hasta el hospital... Ahora baja y prepara el auto con los bolsos, mientras yo ayudo a Kris ¿Ok?
- Si Laura…- salió disparado por la puerta pero enseguida regresó para darle un beso a Lau en la mejilla.- Gracias.- dijo para volver a salir disparado-.
- Creo que voy a tener que avisarle a Mark que vaya preparando anestesia para Rob en vez de para ti.- me reí por su comentario.- Vamos nueva mama, llegó la hora de conocer a estos niños.- me ayudó a levantarme y vestirme con algo cómodo.- ¿Nerviosa?
- Aún no soy cien porciento consiente de lo que está por suceder, por ahora voy bien.- contesté bajando las escaleras de a poco. Rob estaba ya en la entrada moviéndose de un lado al otro.-
- ¿Ya estás lista?, -preguntó nervioso-
- Si, ¿cerraste las puertas de atrás?- asintió.- Le dejaste comida a los perros y a Jella.- me miró con duda.- Robert… ve a ponerles la comida.- salió corriendo para la cocina, mientras yo me subía al auto.-
- Listo, los bichos ya tienen su comida.- iba a subirse al lado del conductor pero Laura lo detuvo.
- Dame las llaves Rob, estás demasiado nervioso para manejar. Mejor ve atrás con Kristen y controla las contracciones.- él le dio las llaves si chistar.
Gracias al cielo que tenía a esta mujer a mi lado o Robert nos iba a matar con el árbol de la esquina.
Llegamos al hospital pasadas las tres de las tarde, Laura nos hizo instalarnos en una de las suites más alejadas para que estemos los más tranquilo posible.
El cuarto se parecía mucho al de una casa, salvo por los monitores y otras cosas típicas del hospital.
Me puse mi camisón, mientras Rob acomodaba los bolsos en los armarios, Lau decidió que primero me hiciera un monitoreo para verificar que todo seguía bien, al tiempo que esperábamos que John se liberara de una cesárea.
- Pero mira a quién tenemos por aquí.- ingresó John vestido con un ambo verde.- Disculpen la tardanza, otro niño me necesitaba. ¿Cómo va todo por acá?- preguntó viendo los dos monitores.-
- Por ahora bien, lo que me está matando es el calor.- comenté con una sonrisa, Rob estaba como una estatua a mi lado.-
- Llegamos hace una hora, la revisé en su casa y tenía cuatro de dilatación, con un ochenta borrado. Ahora le estaba haciendo un monitoreo para ver que todo esté bien.- contestó Laura, que no sacaba la mano de mi barriga para controlar mis contracciones.-
- ¿Y como van las contracciones?, -preguntó mi doctor-
- Todavía tiene dos en quince, pero al menos no se cortaron desde que llegamos y a parte Kris no las siente.- me sonrió-.
- Bueno, eso no te cansará antes de tiempo.- apagó los dos monitores.- Listo, esto está perfecto, los dos bebés están en muy buen estado. Voy a hacerte una ecografía para ver exactamente como están encajándose los pequeñuelos.- acercó el ecógrafo que había en la sala, me puso el transductor.- Parece que la ranita es la más apurada en salir, si sientes dolor es culpa de ella.- dijo a modo de broma.-
- Ella siempre llamó más la atención en todas las ecografías, era obvio que iba ser la que desencadenara el parto.- habló Rob después de casi una hora de no decir palabra.-
- Bueno por ahora todo va muy bien… Como las bolsas todavía no están rotas, aprovecha para caminar o estar un rato en la pelota, así logramos que las contracciones sean un poquito más seguidas. Haz lo que te quede más cómodo.
- Ummm caminar no me agrada mucho, pero si voy con Rob de a poquito, quizás si pueda.- hice un pucherito.-
- Claro cielo… mira hay un lindo jardín afuera, podemos ir a recorrerlo un rato.- me dio su mano para ayudarme a bajar de la cama.-
- Camina todo lo que quieras, sin que te canses y es así paras un rato o te regresas al cuarto… yo voy a estar por acá organizando todo ¿ok?- dijo Lau.
- Está bien amor, lleva a tu ballenota al famoso patio- dije a modo de broma.-
- Rob controla las contracciones como siguen, si llega a tener alguna masajea su cintura así se relaja, dile cosas lindas, hablen con sus hijos… El amor que ustedes dos les transmitan ahora los va a ayudar a bajar y salir a conocer el mundo.- fue el turno de John de hablar.-
- Si, si doc, yo me encargo de eso.- habló todo nervioso mi Rob, creo que en cualquier momento le iba a dar un ataque cardiaco.
Rpov
Mis hijos ya estaban en camino, ya llegan, la cuenta regresiva se había acabado… Era lo que me repetía mi mente una y otra vez desde que Lau nos dijo que lo mejor era ir hacia el hospital.
Había notado algunos cambios en Kris luego de su cumpleaños, pero no quise atosigarla más de lo que ya lo había hecho; lo último que nos podía pasar era discutir justo para estas fechas. Era verdad, yo estaba híper ansioso, más de una madrugada me levanté solo para controlar que la panza no se le pusiera dura mientras ella dormía.
Me asombraba lo tranquila y lo bien que llevaba Kristen el trabajo de parto, realmente es algo que está hecho para las mujeres, yo estaba a punto de arrancarme cada mechón de pelo y ella apenas hacía una mueca cuando la contracción era más fuerte de lo que ella toleraba.
Nunca la había visto más hermosa que en este momento; su piel tenía un brillo propio, sus ojos verdes estaban más claros que nunca y esa pequeña arruguita que se le hacia en el ceño con cada contracción era simplemente perfecta.
- Robert, Robert… ¡Por Dios Robert, préstame atención!- me gritó Kristen y me saco de mi nube especial de admiración.-
- ¿Qué me decías cielo?- besé su mano.-
- ¿Te encuentras bien amor? Quizás Laura te pueda dar algún relajante, parece que dentro de poco te va dar un ataque o algo, ni me escuchaste lo que te pregunte antes.- me tocó la frente y jugó con mi pelo.-
- Estoy perfecto, solo me quedé embobado viendo lo hermosa que es la mujer que tengo a mi lado… Te amo.- besé su frente.-
- Ohhh amor, me harás llorar.- me miró con sus ojitos llenos de lágrimas.-
- Nada de lágrimas mi ballenita, hoy van a salir a conocer el mundo nuestros soles, tenemos que recibirlos con una gran sonrisa a los dos. Son como el gran premio, luego de todo un camino recorrido…
- ¿Siempre te imaginaste aquí, verdad?- me preguntó, limpiándose los ojos-.
- Desde el mismísimo instante que me dijiste: “vas a ser mi Edward Cullen”, me prometí a mí mismo que estos ojos verdes.- tomé su rostro entre mis manos.- Iban a estar puestos en el rostro de mis hijos-.
- ¿Por qué siempre eres tan romántico en los momentos exactos y me dejas sin palabras?- su voz salía toda entrecortada.-
- Simplemente, porque te amo y tú eres mi musa inspiradora de cada cosa que hago en mi vida.- la abracé-.
- Ya para que voy a ponerme a llorar y no podrás contenerme.- decía hipando.-
- Solo sigo el consejo de John de transmitirle todo el amor que nos sentimos a nuestros babys.- me agaché para ponerme a la altura de mis hijos, mientras los acariciaba.- Saben peques, mamá y yo estamos muy ansiosos de conocerlos ya, los deseamos desde hace muchos años, solo que mami no me dejaba traerlos antes porque ella era muy joven pero papá se divirtió mucho en el camino… hija no escuches esta parte, tu no tendrás novio hasta los veinte.- escuche la risita de Kris.- Tu le dirás no a los niños que quieran jugar en tu parte de diversiones y tú mi chiquitín tú me ayudaras a espantar las moscas que se quieran posar en nuestras flores.
- Eres un tonto ridículo Rob.- lo miré a los ojos.- Pero así te amo.- unimos nuestras manos en su barriga.- Uh se me olvido de decirte, lo que te hablaba cuando no me estabas prestando la atención… ¿Avisaste que estamos acá?- mi cara lo dijo todo.- Robert, llama ahora, antes que nos busquen en casa y no encuentren a nadie.- estaba por marcar el numero de Jules cuando el celular comenzó a sonar.-
- Creo que nos ganaron de mano.- miré la pantalla para ver de quien se trataba… ufffff tenía que ser ella- Lizzy.
Kpov.
- Atiende de una buena vez.- dije sosteniéndome de un barandal, justo estaba teniendo una contracción.-
- Lizz… no estamos en casa… pues si nadie te atiende el timbre es que no hay nadie… No te tenemos que decir a donde vamos a cada rato… uhhh porque eres tan metida y caprichosa… No me importa que seas mayor que yo…- iba seguir discutiendo pero le quité el celular de la mano-.
- Lizzie, habla Kris… no estamos en casa porque nos vinos al hospital… No, no, no te preocupes, no es nada malo, solo que estoy ya en trabajo de parto y Laura quería controlarme ya en el hospital… Si Lizz dentro de unas horas serás tía ¿nos haces el favor de avisar al resto?… Nosotros estamos bien, ahora estoy caminando por el patio para lograr más contracciones y más dilatación… Ok, los esperamos en un rato… Diles que no se apuren, que hay tiempo todavía… besos.- corté la llamada.- Ya se va a encargar ella de avisar al resto.- le devolví el celular.-
- Entonces en media hora vamos a tener todo el piso copado por nuestros familiares y amigos… Lizz es más rápida que un paparazzi para correr la bola.- le pegué en el hombro.- Auchhh-.
- No seas malo con ella, déjala un día en paz y no la estés peleando.- lo regañé-
- Pero si ella empezó, con sus planteos de por qué no estábamos en casa.- le iba a replicar pero otra contracción me hizo callar.- ¿Duele?- lo observé con mala cara.- Respira y larga el aire de a poco… eso, otra vez.- me decía, masajeando mi cintura.- ¿Quieres qué regresemos? Ya hiciste un trayecto largo caminando, tal vez es momento de descansar un rato.
- Bueno, vamos.- respondí no muy convencida.-
Volvimos a la habitación caminando, más lento que cuando empezamos en el camino, nos topamos con varias contracciones que nos obligaban a parar el paso… Si todo seguía como hasta ahora, en pocas horas conocería el rostro de mis bebés.
El reloj que estaba en la pared parecía estar burlándose de mí con cada tic-tac que daba, ya eran pasadas las diez y media de la noche y aún no llegaba a la dilatación completa… Laura me pedía paciencia que ya no me faltaba nada… ¿nada?…mmm… pero el nada, nada de ella para mí era aún me falta todo, y era terrible cada vez que sentía la cabeza de mi hija descender con cada contracción. Estaba cansada y sin humor, tanto que pedí que todos se retiraran de la habitación y me dejaran un rato en paz.
Tal como lo había pronosticado Rob, a la media hora el ala del hospital en la que nos hallábamos se llenó de familiares y amigos; las primeras en llegar fueron mi mamá y Clare, una bendición para mí ya que convencieron a mi esposo de ir a tomarse un café antes de que caiga desmayado. Con cada contracción que tenía ponía esa cara de angustia que terminaba poniéndome mal a mí.
Igual no podía quejarme, era un sol de hombre por tenerme la paciencia infinita que me estaba brindando; me acompañó a caminar, me trajo helado de frambuesa, me ayudó con los ejercicios de la pelota, con los masajes, con todo… él intentaba ocultar su miedo para que yo estuviera lo más cómoda posible.
- Hija ¿Puedo pasar?- preguntó Clare desde la puerta-.
- Si pasa.- estaba acostada sobre mi costado izquierdo-.
- ¿Cómo estas pequeña?- acarició mi frente.-
- Cansada, las contracciones ya no son tan lindas como antes.- dije a modo de burla.-
- Eres todo una luchadora.- tomó mi mano.- Sabes, que no todas soportan todo el trabajo de parto sin una gota de anestesia; tú lo estas haciendo excelente… Recuerda a Vicky, lo primero que pidió al llegar al hospital fue un cocktail de drogas.- me causó gracia recordar ese momento-.
- También le golpeó la cabeza a Harry con el suero, cuando se sentó sobre su mano sin querer.
- ¿Ves?, tú a penas le gritaste fuerte a Robert.- tocó mi panza cuando vió como retorcía la sábana.- Ya pasa… Mira él parto que más me costó fue el de Robert, ese chico si que sabía dar cabezazos… Richard estaba fuera de la ciudad arreglando unos negocios, aún faltaba para mi fecha de parto pero ya conoces a tú marido, es apurado.- me reí.- Victoria estaba en el kinder y Elizabeth en casa acompañándome; rompí bolsa y nos vinimos las dos solas corriendo para acá, mientras que mi hermana intentaba comunicarse con Richard. Él pobre llego casi cuando estaba naciendo Rob y me puse a discutir en medio de una contracción cuando Lizz me dice que una cabezota me salía por las piernas y sin darme cuenta tenía a mi chiquitín arriba mío, olfateando desesperado, en búsqueda de mi pecho… Recuerda esto: “los Pattinson tienen unos buenos pulmones a la hora de llorar”.
- Gracias Clare, siento haberles gritado a todos.- apreté su mano-.
- No tienes porqué pedir disculpas, nosotras te entendemos no es fácil este momento y menos cuando son dos los que vienen en camino.- acariciaba mi pelo.-
- ¿Crees que seré una buena madre?, -la cuestioné nerviosa-
- Cielo, esa pregunta te la dirás varias veces a lo largo de tú vida; mírame a mí mis hijos ya son todos adultos, espero que responsables, y aún me pregunto si fui y soy una buena madre para ellos… Una nunca deja de aprender del oficio ya verás que cada uno de ellos será diferente y te enseñaran nuevas cosas; así tengan veintiocho años aún puedes regañarlo por poner nerviosa a su esposa a punto de dar a luz.- me guiñó el ojo-.
- Gracias por siempre ser tan dulce conmigo.- ella siempre fue como una segunda mamá para mí.-
- Sabes que desde hace años eres una hija más; yo debería de agradecerte por hacer tan feliz a mi hijo y amarlo tan incondicionalmente como lo haces.- juró que estaba a punto de lagrimear, cuando abrieron la puerta.-
- ¿Se acepta una más?- preguntó mi mamá desde la puerta.-
- Pasa mamá.- le sonreí.-
- Las voy a dejar solas.- Clare se estaba por ir… siempre prudente y educada mi suegra-
- No, quédense las dos.- les pedí.-
- ¿Cómo vas tesoro?- mamá se sentó a un costado mío, frotándome la espalda.-
- Cansada, quiero que esto acabe de una buena vez…
- Vamos hija, ahora llega el momento de tu verdadero trabajo… Nuestra ranita se está esforzando mucho para abrirse camino, luego será tú turno de ayudar con el último empujón.- la voz de mi mamá salía muy suavecita, me hizo recordar a cuando era niña y me contaba historias antes de irme a dormir.-
- Se está tomando mucho tiempo en abrirse camino, parece que está construyendo un túnel.- bromeé-
- Tiene que asegurar bien el lugar, para que luego pase su hermanito.- me siguió la broma mi suegra.-
- Robert ¿Dónde está?- la pregunta me salió con voz de desesperada.-
- Salió a tomar un poco de aire con tu papá ¿Quieres qué lo llame?- asentí… a los diez minutos volvió a mi lado.- Nosotras estaremos afuera, cualquier cosa nos avisan… Te amo Kristen, sé que soy una mamá atípica y algo rara pero eres mi gran orgullo- dijo mi mamá dándome un ligero beso antes de marcharse junto con mi suegra.-
- Perdón.- fue lo primero que dije cuando quedamos solos y él se sentó frente de mí, tomándome de las manos.-
- Shuuu, ya me parecía raro que aún no me hubieras gritado y condenado a una vida de celibato por hacerte pasar un mal momento ahora.- besó mis labios.-
- Son mis hormonas locas.- toqué su suave rostro-.
- Sí… lo sé, fueron mis compañeras durante treinta y siete semanas, creo que las voy a echar de menos.- me reí sabiendo que eso era una absoluta mentira.- ¿Estás mejor ahora?
- Si, necesitaba estar un rato sola; creo que tanta gente me sofocó.- él asintió.-
- ¿Puedes acostarte a mi lado y abrazarme?- pedí con voz de nena. Se paró y se acomodó a mi lado.- No me dejes amor, te necesito.- susurré escondiendo mi cara en su cuello.-
- Nunca amor, siempre estaré a tú lado y el de los niños…- dijo besando mi frente. Mientras el estuviera a mi lado, estaba segura que podría hacerlo.-
Las horas siguieron pasando al igual que la cálida brisa de la noche de primavera… mi princesa se tomó su tiempo, poco a poco se acomodó en el pequeño lugar que tenía en mi pelvis… La sentí descender con cada pujo, una energía que mi cuerpo acumuló por casi nueve meses pugnaba por salir, por conocer un mundo diferente, quizás no tan cálido como el de su anterior hospedaje pero si tan lleno de amor.
Sentada sobre un banquito, aferrada a esos brazos que desde hace ya siete años me rodeaban lleno de amor, me dieron las fuerzas necesarias para que a las doce y cinco minutos de un trece de abril, llegara a mis brazos mi pequeña Alexia Grace, mi ranita… tenerla entre mis brazos fue único, el tiempo se detuvo y solo éramos ella y yo, conociéndonos nuevamente. Su olor me resultaba familiar, llevaba una vida añorándolo aún sin conocerla. Era perfecta, con sus cachetes regordetes, su labio inferior igual al de su padre tembloroso por el llanto, cinco dedos largos y finos en cada mano, dos piecitos regordetes y una pelusa casi blanca como cabello… Ella era única y era mía… lloraba como toda una Pattinson…
Doce y trece… ocho minutos después que su hermana, un nuevo llanto, muy suave llenó la cálida habitación… Alexander Liam, mi sapito, mi bebé tranquilo… salió todo asustado pidiendo a gritos mis brazos, y volver a sentir el latido de mi corazón para volver a relajarse y mirarme con esos ojos grises para enamorarme tan irrevocablemente como años atrás me había pasado con su papá… Su nariz era pequeña y chatita, su olor era similar al de su hermana pero más intenso.
Era más chiquito que su hermana pero compartían similares características…
Todo un hombrecito, -dijo Laura alabando sus genitales para orgullo de su papá.-
- ¿Rob, quieres cortar los cordones umbilicales? –preguntó John con unas tijeras en sus manos-
- ¿Yo?- preguntó mi marido nervioso con los ojos llenos de lágrimas-
- Pues si quieres mando buscar a un paparazzi de los que siempre los persiguen a ver si quiere venir y hacerlo él… pero creo que Kris preferiría que fueras tú, -dijo provocando la risa de Laura y el personal hospitalario de apoyo-
- No, no, doc como crees, yo los corto, -dijo y tomando las tijeras en sus manos temblorosas cortó los cordones-
Tener a mis bebés sobre mi vientre, sentir sus pequeños cuerpos calientitos, y a mi esposo rodeándonos entre sus brazos fue una sensación indescriptible…de plenitud.
- Kris… Gracias, siempre pienso que no puedo amarte más… y tu siempre me sorprendes al lograrlo. Eres mi razón…te amo tanto… Gracias, -dijo bajito en mi oído mientras sus lágrimas mojaban mi rostro y posaba uno de sus brazos sobre las pequeñas espaldas de nuestros hijos acariciándolos.
Rápidamente, se los llevaron para pesarlos y cambiarlos.
Me sentí vacía en ése momento, quería que me los regresaran, quería seguir sintiendo su calor y embriagarme de su olor… le pedí a Rob que fuera con ellos mientras yo alumbraba las dos placentas que mantuvieron todo este tiempo a mis hijos fuertes y sanos, no hubo puntos… bendito yoga y gym para la maternidad.
Volví a recostarme sobre la cama esperando, cuando mi hermoso marido entró cargando las dos joyas más valiosas que teníamos y una sonrisa en su cara que pocas veces había visto.
Posó uno en cada brazo y volví a estar completa; dos pequeños pares de ojos me miraban con curiosidad.
- Hola bebés soy mamá.- hablé muy suavecito, derramando lágrimas de felicidad.
- Y yo papá.- dijo Robert a mi lado, mojándome el hombro con sus gotitas saladas. Ambos estábamos embrujados por esos hermosos ojos, unos verdes y otros grises.
- Bienvenidos a casa mis amores, los esperamos durante mucho tiempo.
La larga espera había culminado… al fin tenía a mí familia completa.