domingo, 24 de junio de 2012

Capítulo 24: Al fin con nosotros...

Bueno al fin llegó el día tan esperado, ser tardo igual que un trabajo de parto pero, al fin luego de un largo y exhaustivo trabajo  vamos a conocer a la ranita y el sapito...

Para mí fue complicado y placentero a la vez escribir este capítulo, como algunas sabrán yo estudio para ser partera, que con suerte lo seré en un año y medio más... Así que en este capítulo intente transmitir un poquito la energía que siento en cada uno de los partos que presencié hasta ahora; un momento mágico y único, lleno de paz luego de un largo trabajo de partos.

Aún no soy mamá, espero serlo dentro de unos años, por que escribí viendo de las reacciones de cada mujer que tuvo en sus brazos por primera vez a su pequeño rayito de sol.

Sin más palabras, las dejo para que lean de una vez por todas este ansiado capítulo... Es el fin de un viaje, en las que todas acompañamos.

Besitos

Naty

P.D: Cuando vean la palabra "hacer click" apretarlo, son canciones que me ayudaron a escribir y sirven mucho para crear el verdadero ambiente.
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Kpov 

- No sé como voy a sobrevivir a cuarenta días sin tenerte.- volví a hablar besando su mano y apretando nuestros dedos- 

- Te convertí en una ninfómana.- reí por su tontería.- ¿Te sientes bien?- preguntó preocupado. 

- Todo está bien amor, me siento bien, feliz y enamorada de mi marido- acaricié su rostro y lo besé dulcemente.- Voy al baño a limpiarme y ya regreso. 

Me limpié, me puse bragas y una camiseta blanca de Rob, lavé mis dientes y cuando estaba por salir del baño, sentí mi braga húmeda… al bajarla, una mancha blanca con una línea de sangre era la causante de la sensación mojada. Pensé que eran restos de semen, pero era de una consistencia diferente, se parecía mucho al flujo que me venía cuando estaba por ovular; solo podía ser una cosa… estaba perdiendo el tapón mucoso, la hora ya se aproximaba…había empezado mi labor de parto… 

- Amor ¿Todo va bien?- me preguntó golpeando la puerta. 

- ¡Si, ya voy!- me apresuré a contestarle, no quería que se entera que estaba perdiendo el tapón mucoso. 

Laura me había explicado que una vez que lo perdiera, no significaba que inmediatamente me pondría en trabajo de parto, pero sí que mi cuello uterino había comenzado a presentar modificaciones. Si Rob se enterara, me llevaría como loco hasta el hospital y estaba demasiado cansada para salir corriendo. 

Me cambia las bragas y me puse una toalla femenina para no seguir manchando, mañana visitaría a Laura para que viera como estaba. 

- ¿Todo bien?- volvió a preguntarme, abriéndome sus brazos para que me acomodara sobre él. 

- Sip, solo me entretuve más de la cuenta.- besé su pecho-. 

- ¿Disfrutaste tu día?- acariciaba mi panza, donde mis bebés daban pequeñas patadas. 

- Mucho, mucho; lo que me gusto fue como terminó.- sonreí y batí las pestañas sugestivamente. 

- Eres terrible mi ballenenita; pero debo admitir que a mi también me agradó como terminó tú día.- se acercó y comenzamos a besarnos, volviéndose cada vez más demandantes.- Creo que hoy ya tuvimos muchas emociones, será mejor descansar.- me besó por última vez. 


- Gracias por el cumpleaños que me diste, te amo.- acomodé mi rostro sobre su pecho, enredando mis piernas con la de él.- 

- Yo también, cielo.- besó el tope de mi cabeza, empezó a tararear una de mis tantas canciones y de un momento a otro me quedé dormida. 

***** 

- Ummm… si parece que ya estamos entrando al tramo final. Tienes un cincuenta porciento del cuello borrado y un centímetro de dilatación.- dijo Laura, sacando sus dedos de mi vagina-. 

- Me supuse que algo se había modificado cuando vi el tapón mucoso.- me puse nuevamente mi ropa.- Pero como dijiste que me lo tomara con tranquilidad, así que esperé hasta hoy para venir a verte. 

- ¿Tuviste contracciones ayer? –me preguntó- 

- Si, cuando estábamos comiendo se me puso la panza dura durante un tiempo pero luego se calmó. Aún no siento dolor. 

- Ya sabes que tener contracciones no significa tener dolores, quizás tu umbral de dolor es muy alto y por eso no lo sentiste. Controla bien cuando la panza se te pone dura, si es dos veces cada diez minutos durante dos horas, vas para la guardia hospitalaria. 

- Si, ese verso ya me lo sé de tantas veces que Robert me llevó a la guardia el último tiempo.- nos reímos-. 

- ¿Qué dijo con lo del tapón mucoso?- me sirvió un poco de té. 

- No se lo conté.- levantó la vista y me miró fijamente.- Está muy ansioso y me pone ansiosa a mí. 

- Si el pobre ya no ve la hora de tener a sus hijos cerca; yo recuerdo que Mark estaba peor que él y eso que es médico, en vez de tranquilizarse me agobiaba.- volvimos a reírnos-. 

- Laura ¿Crees que pueda logra tener a mis bebes por un parto normal?- pregunté con duda.- 

- Claro que si Kris, no vas a estar sola, me tendrás a mi en todo momento para tu tranquilidad y el bienestar de los bebés. Sabes que soy la primera en cambiar de plan si algo no estuviera en los parámetros normales. ¿Quieres que mejor planeemos una cesárea? 

- No, no, no, solo fue una duda. Quiero intentarlo, quiero ser yo la primera en tomarlos y llevarlos a mi pecho, quiero que sepan que siempre tendrán a su mamá. 

- Serás una gran mamá, eso no lo dudes nunca.- apretó mi mano, brindándome la seguridad que me faltaba.- Además no vas a estar sola, tendrás a Robert a tú lado y a todo el equipo de salud; todo va a salir bien. 

- Si lo sé… es que este último tiempo fue de tanta felicidad, que me da miedo que algo puede ocurrir al final… No sé- me encogí de hombros.- Quizás sean ideas tontas mías. 

- Es normal Kris- apretó mis manos.- Mírame a mí, soy partera, traje cientos de niños al mundo y cuando me tocó a mí me puse a llorar desconsoladamente en el trabajo de parto. 

- ¿Enserio?- asintió.- 

- Si, a pesar de haber aprendido mil formas para tranquilizarme, para relajarme, cuando entre en trabajo de parto todo eso se me olvidó; solo éramos mis bebés y yo… En el parto una vuelve a la parte más primitiva del cerebro y surgen aquellos miedos que uno tiene oculto en su ser. Es un momento liberador, disparador de emociones, se produce un quiebre en tú vida y nunca va a volver a ser la misma. 

- Ay Lau, me entiendes tan bien, no sé que haría sin tí. Siempre estuviste a mi lado, en los buenos y malos momentos; no solo cuidaste de mis bebés sino también, te convertiste en una amiga. 

- Es parte de mi trabajo, no soy solamente la que cuida que todo esté bien durante el embarazo; también me transformo en tu guía en esta etapa de tu vida… Yo solo te doy herramientas, después queda en ustedes como las van a utilizar.- el reloj marcó las seis de la tarde-. 

- ¡Dios que tarde que se hizo!- me levanté toda apurada.- le dije Rob que iba a tomar algo con mis amigas y de paso compraba la cena, será mejor que ya me marche antes que comience a rastrearme el celular.- me reí imaginando a mi marido haciendo eso.- 

- Ve y dale un poco de valeriana para relajarlo.- me recomendó.- 

- Creo que mejor le doy un sartenazo en la cabeza y va a funcionar mejor.- bromeé.- 

- Ah Dios Kris si haces eso… ¿A quien vas a gritar dentro de unos días, jurando y perjurando que nunca más en lo que le resta de vida te va a volver a tocar? 

- Tienes razón, mejor me guardo el sartenazo para después del parto.- las dos nos reímos.- Gracias Lau por todo, te mantengo al tanto de como van estos dos.- acaricié mi barriga.- 

- Para el trece ya los vas a tener en tu brazo, créeme.- me dijo ya en la puerta de su consultorio.- 

- ¿Ya, tan pronto?- asintió.- Bueno entonces voy a preparar varios litros de valeriana y melisa para tranquilizar a Robert… Adios Lau, saludos a Mark y a las niñas.- me despedí de ella.- 

Antes de ir a casa, pase por el supermercado para llevar un poco de helado de menta granizada y los ingredientes para preparar una sopa de tortilla; me sentía con fuerzas y ganas de cocinarle algo rico a Rob. 

- ¡Amor llegue!- grité dejando mi cartera y las llaves en la entrada; Bear y Nala enseguida llegaron a saludarme.- Hola chicos ¿Papi donde está?- pregunté acariciándoles la cabeza.- Vayamos a dejar esto en la cocina y luego me llevan con él.- 

Mientras guardaba las cosas en la cocina, escuche una melodía que provenía de una guitarra, eso me dio una idea de donde se hallaba Robert. 

Con cuidado me fui acercando hasta, su lugar personal, abrí con tanto cuidado la puerta que no se percató de mi presencia hasta que escuchó mis aplausos. 

- Llegaste…- se le iluminó el rostro, dejando la guitarra a un lado.- 

- Es preciosa la canción.- me acerqué hasta él y con mucho cuidado me senté.- ¿Ya la terminaste? 

- Está casi lista, hay unos acordes que aún no me convencen del todo. Los extrañé.- me besó, dejándome sin aire.- 

- Nosotros también, las chicas te mandan saludo; mañana posiblemente vengan a almorzar.- mientras hablaba él agachó su cabeza para dejarla apoyada sobre mi vientre.- Hoy voy a preparar sopa de tortilla.- acariciaba su pelo.- 



- No es necesario que te pongas a cocinar, podemos pedir comida china o alguna pizza.- siguió acariciando mi vientre arropando a sus hijos.- 

- Tengo ganas de cocinar y prepararte algo rico, déjame que te malcríe unos días más. 

- ¿Por qué lo dices? Acaso…- se sentó un poco asustado-. 

- Tranquilo Rob… todo está bien; solo lo decía porque ya no me que queda mucho tiempo más antes de nuestra fecha.- intenté calmarlo sin ponerme en evidencia que sus hijos ya estaban dando sus primeros de querer salir a conocer este mundo. La ranita y el sapito patearon fuerte, haciéndose escuchar.- 

- Ok, todo está bien.- su panza sonó por hambre.- ¿Qué habías dicho sobre la sopa de tortilla?- preguntó con carita pícara.- 

- Vamos ayuda a esta ballena encallada a levantarse así te prepara uno de tus platos, favoritos.- me tomó por debajo de los hombros y haciendo, prácticamente, toda la fuerza él me levantó del piso-. 

- Te amo.- me besó la frente.- 

- Y yo a ti.- lo abracé todo lo que pude, largando un largo suspiro… 

La noche pasó sin ningún inconveniente, lo malo es que casi no podía pegar un ojo ya que cada vez que lograba conciliar el sueño, las patadas de mis hijos me hacían abrir los ojos de golpe. Más de una me dejó sin aire. 

*****

En la mañana del once de abril, mientras desayunaba con Maguie, ella hizo el comentario que veía algo diferente en mi barriga, como un poco más baja… por supuesto me hice la desentendida, alegando que era solo locuras de ella. 

Por la tarde noche, pasaron mis amigas y luego se nos unieron Lizz, Tom y Nettie, esta vez si pedimos pizza ya que yo no me sentía con muchas ganas de preparar nada. Estaba teniendo pequeñas contracciones, venían por un rato y luego se iban. 

Creo que Robert, notó como mi cara se fue descomponiendo poco a poco a lo largo de la noche y cuando se hizo las once, alegó que estaba cansado y que ya era hora de que todos se fueran… Me despedí de todos y con cuidado subí las escaleras, encendí la ducha, sosteniéndome de los grifos dejé que el agua me pegara directamente en la cintura para calmar el dolor. Una mano con una toalla empezó a frotar ésa zona. 

- ¿Llegó la hora?- preguntó, con voz suave y calmada frotándome la cintura, tal como Laura le había enseñado. 

- Aún no… ummmm que bien se siente eso… pero estamos cerca.- dejé de sostenerme de los grifos y apoyé la cara en el hueco de su cuello… aspirar su aroma varonil me relajaba.- 

- ¿Hace cuanto que estamos cerca?- lo sabía… jamás lograría engañarlo.- 

- Desde la noche después de mi cumpleaños, cuando me fui a limpiar, perdí el tapón mucoso… Perdón por ocultártelo.- dije apenada.- 

- ¿Los niños y tú están bien?- asentí- Entonces no hay nada que perdonar vida.- estuvimos un largo rato bajo la lluvia, hasta que el agua comenzó a ponerse fría.- Vamos, salgamos y te preparo un té de melisa así logras descansar un rato.- 

Me secó, me puso un cómodo camisón, dejó las ventanas abiertas mientras se fue a preparar el té. Lo tomé de a poco, Robert se entretuvo masajeándome los pies… No encendimos la televisión, él puso de fondo a Van Morrison y comenzó a cantarme. (Hacer click)

I've been searching a long time
For someone exactly like you
I've been travelling all around the world
Waiting for you to come through.
Someone like you makes it
All worth while
Someone like you keeps
Me satisfied. Someone exactly
Like you. 

No quitaba sus ojos de encima de mío… yo acariciaba mi panza suavemente, y los niños iban bajando la intensidad de sus pataditas. 

I've been travellin' a hard road
Lookin' for someone exactly like you
I've been carryin' my heavy load
Waiting for the light to come
Shining through.
Someone like you makes it
All worth while
Someone like you keeps
Me satisfied. Someone exactly
Like you.

Me acomodé mejor sobre las almohadas, relajándome por completo, cerré los ojos y me dejé llevar por la hermosa letra, significaba mucho para nosotros…él me la había cantado por primera vez la noche que me hizo suya. 

I've been doin' some soul searching
To find out where you're at
I've been up and down the highway
In all kinds of foreign lands
Someone like you... etc.

I've been all around the world
Marching to the beat of a different
Drum.
But just lately I have
Realized
The best is yet to come. 

Fui sintiendo cada vez más suave su voz, hasta que me quede dormida… 

- Descansa cielo… ya falta poco.- sentí un besito en mi frente-. 

***** 

Estaba durmiendo plácidamente, cuando una patada muy fuerte por parte de mi hija me hizo abrir los ojos de golpe, la mano de Robert me acarició inconscientemente la barriga y el dolor fue bajando de a poco… Abrí los ojos, intenté levantar mi cabeza para ver la hora, sin despertarlo. 

- Son las cuatro y cuarto.- susurró detrás de mío.- 

- ¿Estás despierto?- pregunté-, él se sentó y me ayudó a acomodarme-. 

- Dormito, estoy controlando cuantas veces se te puso dura la panza; el sapito a penas si se movió pero mi pequeña es la que te está dando las patadas de karate durante toda la noche.- se agachó para besar a cada uno de sus hijos.- 

- Bueno ella es la más grandecita de los dos, la que siempre en todas las ecografías y monitoreos parece bailar de aquí para allá. Él es mas tranquilo…- suspiré acariciando el costado donde se encontraba mi hijo-. 

- Entonces ya nos podemos hacer una idea de quien nos dará baile en las noche.- me reí por su comentario.- ¿Te encuentras bien cielo?- acarició mi rostro, con preocupación. 

- Si, solo que nuestra niña me pateo demasiado fuerte.- asintió- ¿Hay agua?- me había olvidado de subir mi vaso con agua y ahora tenía sed. 

- Nop, yo tampoco subí mi vaso… Voy a buscarte uno en la cocina, ya regreso.- besó mi frente y salió disparado para la cocina-. 

No me aguante esperarlo, así que me levanté y por instinto, fui hasta la habitación de los niños. Prendí la luz de noche, para que a penas iluminara el lugar… Me detuve mirando todo a mi alrededor, fui hasta las cuna y acomodé los ositos de peluches que había en ella; me dirigí hasta el sillón mecedor para sentarme, Bear entró y se acomodó a mi lado lloriqueando. 

- No pasa nada Bear.- le acaricié las orejas.- Dentro de poco tendrás un par de amigos para jugar; serás un buen perro ¿verdad?- me llenó de lenguetazos la pierna, para luego apoyar la cabeza pegadita a mi barriga. 


- ¿Qué haces levantada?- preguntó Rob con el vaso entre sus manos-. 

- Nada, solo tenía ganas de estar aquí; además no estoy sola tengo a nuestro primer bebé conmigo.- acaricié a Bear-. 

- Cierto, él fue el primer integrante extra de nuestra pequeña familia. Toma el agua.- me dio el vaso.- Espero que acepten bien a los niños… ¿sabes Bear? vas a tener a dos niños que te tiren mucho de las orejas, se te suban al lomo, coman tu comida…-lo miré con cara de asco.- ¿Qué? –preguntó ofendido- Yo le robaba la comida a mi perra cuando era niño… 

- Eres asqueroso amor.- despeiné su pelo.- Estoy seguro que él y Nala serán muy buenos amigos de los chicos. 

- Espero que sea así, luego tendremos que practicar tu y yo amigo para espantar a todos los chicos malos que querrán estar cerca de mi princesa.- dijo jugando con su cara, ganando unos buenos ladridos de su parte-. 

- Deja de preocuparte por los novios de tu hija, aún te quedan unos… catorce años de paz.- dije jugando con su cabello todo revuelto-. 

- ¿Cómo que nada más que catorce años?- casi se le sale el corazón de la boca.- Nada de eso… hasta los treinta nadie se le va a ocurrir tocar un pelo a mi nena.- me reí muy fuerte.- ¿Qué? Lo digo muy en serio Kristen… Haber déjame un lugar a tú lado que ya me duelen las piernas.- me paré para que él se sentara y luego me puse sobre él, para que luego me envolviera con su brazo. 

- ¿Te peso?- pregunté pero él negó con la cabeza.- En serio Rob, yo no llego a los treinta aún y ya estoy por ser mamá, de verdad crees que tu hija va estar casta y pura hasta esa edad; es poco creíble cielo.- besé el hueco de su clavícula para tranquilizarlo.- Acaso te tengo que recordar las cosas que me hacías a los dieciocho.- le susurré en el oído, acariciando su pétreo pecho- 

- Ummm… puede que tengas razón.- murmuró por lo bajo, entre dientes.- Bueno entonces hasta los veinte, ni un año más ni un año menos.- escondí mi rostro en su pecho para reírme. Nala entró a la habitación al poco tiempo, seguida por Jella que venía a paso muy lento, era raro que estuviera caminando por las noches y más detrás de Nala. 

- ¿Parece que ahora no eres él único ansioso en el nacimiento de los babys?- dije mirando a nuestros animales, que se habían acomodado a nuestro alrededor. 

- Ya quieren conocer a sus futuros amigos de travesuras.- ambos reímos, pero yo me corté de golpe cuando sentí un pequeño dolor en la parte baja de mi cintura. 

- ¿Una contracción?- me preguntó, poniendo una mano sobre mi dura barriga.- Respira hondo y larga el aire de a poco…- seguí su consejo.- Eso, ya pasa…- besó dulcemente mi frente. 

- Gracias… Hoy no eran tan fuertes… 

- ¿Llamamos a Laura?- me preguntó con ansiedad- 

- No aún no es el momento… falta.- acomodé mi cabeza sobre su corazón, sus latidos me tranquilizaban.- Mejor controlemos por un tiempo, hasta ahora no me han durado mas de media hora y luego se cortan. 

- Está bien, pero llegan a dolerte mucho, llamamos a Lau ¿ok?- dijo muy serio. 

- Si papá preocupón.- bromeé golpeando su pecho.- 

Las contracciones siguieron durante las siguiente dos horas pero eran cada quince a veinte minutos; entre cada una yo me quedaba dormida, pero Robert se mantuvo en vela toda la noche, tocando mi barriga, estando atento a cada movimiento de mis niños. 

Cuando el Sol se empezó a poner sobre las ventanas, él me pidió que nos vayamos acostar, así no me dolía el cuello; espero que me acomodara en la cama, para luego taparme y volver a rodearme con sus fuertes brazos por un rato más. 

***** 

- ¿No te gustó la ensalada?- preguntó mi marido retirando mi plato casi lleno, para llevarlo a la cocina. Hoy hacía mucho calor, por lo que comimos en el patio. 

- La ensalada está rica, soy yo la que no tiene hambre; además el calor me está matando.- dije abanicándome-. 

- En verdad me sentiría más cómodo si llamáramos a Laura, haz estado todo el día yendo y viniendo con las contracciones, tal vez estés más dilatada que el otro día y….- se tocaba el pelo todo nervioso-. 

- ¿Te sientes más tranquilo si ella viene para acá?- asintió.- Ok ok papá oso tu ganas, llamemos a Laura haber que nos dice. 

Laura llegó una hora después, yo mientras aproveche el tiempo para meterme el la pileta, en verdad el agua hacía milagros con mi cintura adolorida. No era muy fuerte la molestia, pero tampoco era del todo agradable. 

Cuando llegó fuimos hasta la habitación para que me pudiera revisar, y ver si había habido más cambios o seguía igual. 

- Creas o no ya llegamos a los cuatro centímetros de dilatación y tienes un ochenta porciento del cuello borrado.- dijo Laura con una gran sonrisa-. 

- ¿Eso que significa? Lau no soy buenos con las matemáticas y menos en este momento.- preguntó mi marido muy nervioso. 

- Pues que para que salva los bebés Kris necesita haber dilatado diez centímetros y tener el cuello borrado un cien porciento; en otras palabras, estamos casi a mitad de camino de conocer a los babys.- habló con toda tranquilidad.- 

- Oh Dios, oh Dios, oh Dios… que hacemos, que hacemos.- Rob se movía de un lado al otro sin saber que hacer, Laura se paró para tranquilizarlo-. 

- Robert escúchame.- lo tomó de los brazos.- Kristen y tus hijos están bien, escuchaste sus latidos ¿verdad?- él asintió.- Lo que ahora vamos hacer, es tomar los bolsos que tienen preparados en la entrada, ir al auto y llegar al hospital.- volvió asentir, pero estaba más blanco que el papel.- Todavía falta, pero quiero que estén controlados en el hospital, ya que por suerte, Kristen soporta muy bien las contracciones y si sigue aquí no nos dará tiempo de llegar hasta el hospital... Ahora baja y prepara el auto con los bolsos, mientras yo ayudo a Kris ¿Ok? 

- Si Laura…- salió disparado por la puerta pero enseguida regresó para darle un beso a Lau en la mejilla.- Gracias.- dijo para volver a salir disparado-. 

- Creo que voy a tener que avisarle a Mark que vaya preparando anestesia para Rob en vez de para ti.- me reí por su comentario.- Vamos nueva mama, llegó la hora de conocer a estos niños.- me ayudó a levantarme y vestirme con algo cómodo.- ¿Nerviosa? 

- Aún no soy cien porciento consiente de lo que está por suceder, por ahora voy bien.- contesté bajando las escaleras de a poco. Rob estaba ya en la entrada moviéndose de un lado al otro.- 

- ¿Ya estás lista?, -preguntó nervioso- 

- Si, ¿cerraste las puertas de atrás?- asintió.- Le dejaste comida a los perros y a Jella.- me miró con duda.- Robert… ve a ponerles la comida.- salió corriendo para la cocina, mientras yo me subía al auto.- 

- Listo, los bichos ya tienen su comida.- iba a subirse al lado del conductor pero Laura lo detuvo. 

- Dame las llaves Rob, estás demasiado nervioso para manejar. Mejor ve atrás con Kristen y controla las contracciones.- él le dio las llaves si chistar. 

Gracias al cielo que tenía a esta mujer a mi lado o Robert nos iba a matar con el árbol de la esquina. 

Llegamos al hospital pasadas las tres de las tarde, Laura nos hizo instalarnos en una de las suites más alejadas para que estemos los más tranquilo posible. 

El cuarto se parecía mucho al de una casa, salvo por los monitores y otras cosas típicas del hospital.


 

Me puse mi camisón, mientras Rob acomodaba los bolsos en los armarios, Lau decidió que primero me hiciera un monitoreo para verificar que todo seguía bien, al tiempo que esperábamos que John se liberara de una cesárea. 

- Pero mira a quién tenemos por aquí.- ingresó John vestido con un ambo verde.- Disculpen la tardanza, otro niño me necesitaba. ¿Cómo va todo por acá?- preguntó viendo los dos monitores.- 

- Por ahora bien, lo que me está matando es el calor.- comenté con una sonrisa, Rob estaba como una estatua a mi lado.- 

- Llegamos hace una hora, la revisé en su casa y tenía cuatro de dilatación, con un ochenta borrado. Ahora le estaba haciendo un monitoreo para ver que todo esté bien.- contestó Laura, que no sacaba la mano de mi barriga para controlar mis contracciones.- 

- ¿Y como van las contracciones?, -preguntó mi doctor- 

- Todavía tiene dos en quince, pero al menos no se cortaron desde que llegamos y a parte Kris no las siente.- me sonrió-. 

- Bueno, eso no te cansará antes de tiempo.- apagó los dos monitores.- Listo, esto está perfecto, los dos bebés están en muy buen estado. Voy a hacerte una ecografía para ver exactamente como están encajándose los pequeñuelos.- acercó el ecógrafo que había en la sala, me puso el transductor.- Parece que la ranita es la más apurada en salir, si sientes dolor es culpa de ella.- dijo a modo de broma.- 

- Ella siempre llamó más la atención en todas las ecografías, era obvio que iba ser la que desencadenara el parto.- habló Rob después de casi una hora de no decir palabra.- 

- Bueno por ahora todo va muy bien… Como las bolsas todavía no están rotas, aprovecha para caminar o estar un rato en la pelota, así logramos que las contracciones sean un poquito más seguidas. Haz lo que te quede más cómodo. 

- Ummm caminar no me agrada mucho, pero si voy con Rob de a poquito, quizás si pueda.- hice un pucherito.- 

- Claro cielo… mira hay un lindo jardín afuera, podemos ir a recorrerlo un rato.- me dio su mano para ayudarme a bajar de la cama.- 

- Camina todo lo que quieras, sin que te canses y es así paras un rato o te regresas al cuarto… yo voy a estar por acá organizando todo ¿ok?- dijo Lau. 

- Está bien amor, lleva a tu ballenota al famoso patio- dije a modo de broma.- 

- Rob controla las contracciones como siguen, si llega a tener alguna masajea su cintura así se relaja, dile cosas lindas, hablen con sus hijos… El amor que ustedes dos les transmitan ahora los va a ayudar a bajar y salir a conocer el mundo.- fue el turno de John de hablar.- 

- Si, si doc, yo me encargo de eso.- habló todo nervioso mi Rob, creo que en cualquier momento le iba a dar un ataque cardiaco. 


Rpov 

Mis hijos ya estaban en camino, ya llegan, la cuenta regresiva se había acabado… Era lo que me repetía mi mente una y otra vez desde que Lau nos dijo que lo mejor era ir hacia el hospital. 

Había notado algunos cambios en Kris luego de su cumpleaños, pero no quise atosigarla más de lo que ya lo había hecho; lo último que nos podía pasar era discutir justo para estas fechas. Era verdad, yo estaba híper ansioso, más de una madrugada me levanté solo para controlar que la panza no se le pusiera dura mientras ella dormía. 

Me asombraba lo tranquila y lo bien que llevaba Kristen el trabajo de parto, realmente es algo que está hecho para las mujeres, yo estaba a punto de arrancarme cada mechón de pelo y ella apenas hacía una mueca cuando la contracción era más fuerte de lo que ella toleraba. 

Nunca la había visto más hermosa que en este momento; su piel tenía un brillo propio, sus ojos verdes estaban más claros que nunca y esa pequeña arruguita que se le hacia en el ceño con cada contracción era simplemente perfecta. 

- Robert, Robert… ¡Por Dios Robert, préstame atención!- me gritó Kristen y me saco de mi nube especial de admiración.- 

- ¿Qué me decías cielo?- besé su mano.- 

- ¿Te encuentras bien amor? Quizás Laura te pueda dar algún relajante, parece que dentro de poco te va dar un ataque o algo, ni me escuchaste lo que te pregunte antes.- me tocó la frente y jugó con mi pelo.- 

- Estoy perfecto, solo me quedé embobado viendo lo hermosa que es la mujer que tengo a mi lado… Te amo.- besé su frente.- 

- Ohhh amor, me harás llorar.- me miró con sus ojitos llenos de lágrimas.- 

- Nada de lágrimas mi ballenita, hoy van a salir a conocer el mundo nuestros soles, tenemos que recibirlos con una gran sonrisa a los dos. Son como el gran premio, luego de todo un camino recorrido… 

- ¿Siempre te imaginaste aquí, verdad?- me preguntó, limpiándose los ojos-. 

- Desde el mismísimo instante que me dijiste: “vas a ser mi Edward Cullen”, me prometí a mí mismo que estos ojos verdes.- tomé su rostro entre mis manos.- Iban a estar puestos en el rostro de mis hijos-. 

- ¿Por qué siempre eres tan romántico en los momentos exactos y me dejas sin palabras?- su voz salía toda entrecortada.- 

- Simplemente, porque te amo y tú eres mi musa inspiradora de cada cosa que hago en mi vida.- la abracé-. 

- Ya para que voy a ponerme a llorar y no podrás contenerme.- decía hipando.- 

- Solo sigo el consejo de John de transmitirle todo el amor que nos sentimos a nuestros babys.- me agaché para ponerme a la altura de mis hijos, mientras los acariciaba.- Saben peques, mamá y yo estamos muy ansiosos de conocerlos ya, los deseamos desde hace muchos años, solo que mami no me dejaba traerlos antes porque ella era muy joven pero papá se divirtió mucho en el camino… hija no escuches esta parte, tu no tendrás novio hasta los veinte.- escuche la risita de Kris.- Tu le dirás no a los niños que quieran jugar en tu parte de diversiones y tú mi chiquitín tú me ayudaras a espantar las moscas que se quieran posar en nuestras flores. 

- Eres un tonto ridículo Rob.- lo miré a los ojos.- Pero así te amo.- unimos nuestras manos en su barriga.- Uh se me olvido de decirte, lo que te hablaba cuando no me estabas prestando la atención… ¿Avisaste que estamos acá?- mi cara lo dijo todo.- Robert, llama ahora, antes que nos busquen en casa y no encuentren a nadie.- estaba por marcar el numero de Jules cuando el celular comenzó a sonar.- 

- Creo que nos ganaron de mano.- miré la pantalla para ver de quien se trataba… ufffff tenía que ser ella- Lizzy. 


Kpov. 

- Atiende de una buena vez.- dije sosteniéndome de un barandal, justo estaba teniendo una contracción.- 

- Lizz… no estamos en casa… pues si nadie te atiende el timbre es que no hay nadie… No te tenemos que decir a donde vamos a cada rato… uhhh porque eres tan metida y caprichosa… No me importa que seas mayor que yo…- iba seguir discutiendo pero le quité el celular de la mano-. 

- Lizzie, habla Kris… no estamos en casa porque nos vinos al hospital… No, no, no te preocupes, no es nada malo, solo que estoy ya en trabajo de parto y Laura quería controlarme ya en el hospital… Si Lizz dentro de unas horas serás tía ¿nos haces el favor de avisar al resto?… Nosotros estamos bien, ahora estoy caminando por el patio para lograr más contracciones y más dilatación… Ok, los esperamos en un rato… Diles que no se apuren, que hay tiempo todavía… besos.- corté la llamada.- Ya se va a encargar ella de avisar al resto.- le devolví el celular.- 

- Entonces en media hora vamos a tener todo el piso copado por nuestros familiares y amigos… Lizz es más rápida que un paparazzi para correr la bola.- le pegué en el hombro.- Auchhh-. 

- No seas malo con ella, déjala un día en paz y no la estés peleando.- lo regañé- 

- Pero si ella empezó, con sus planteos de por qué no estábamos en casa.- le iba a replicar pero otra contracción me hizo callar.- ¿Duele?- lo observé con mala cara.- Respira y larga el aire de a poco… eso, otra vez.- me decía, masajeando mi cintura.- ¿Quieres qué regresemos? Ya hiciste un trayecto largo caminando, tal vez es momento de descansar un rato. 

- Bueno, vamos.- respondí no muy convencida.- 

Volvimos a la habitación caminando, más lento que cuando empezamos en el camino, nos topamos con varias contracciones que nos obligaban a parar el paso… Si todo seguía como hasta ahora, en pocas horas conocería el rostro de mis bebés. 


El reloj que estaba en la pared parecía estar burlándose de mí con cada tic-tac que daba, ya eran pasadas las diez y media de la noche y aún no llegaba a la dilatación completa… Laura me pedía paciencia que ya no me faltaba nada… ¿nada?…mmm… pero el nada, nada de ella para mí era aún me falta todo, y era terrible cada vez que sentía la cabeza de mi hija descender con cada contracción. Estaba cansada y sin humor, tanto que pedí que todos se retiraran de la habitación y me dejaran un rato en paz. 

Tal como lo había pronosticado Rob, a la media hora el ala del hospital en la que nos hallábamos se llenó de familiares y amigos; las primeras en llegar fueron mi mamá y Clare, una bendición para mí ya que convencieron a mi esposo de ir a tomarse un café antes de que caiga desmayado. Con cada contracción que tenía ponía esa cara de angustia que terminaba poniéndome mal a mí. 

Igual no podía quejarme, era un sol de hombre por tenerme la paciencia infinita que me estaba brindando; me acompañó a caminar, me trajo helado de frambuesa, me ayudó con los ejercicios de la pelota, con los masajes, con todo… él intentaba ocultar su miedo para que yo estuviera lo más cómoda posible. 

- Hija ¿Puedo pasar?- preguntó Clare desde la puerta-. 

- Si pasa.- estaba acostada sobre mi costado izquierdo-. 

- ¿Cómo estas pequeña?- acarició mi frente.- 

- Cansada, las contracciones ya no son tan lindas como antes.- dije a modo de burla.- 

- Eres todo una luchadora.- tomó mi mano.- Sabes, que no todas soportan todo el trabajo de parto sin una gota de anestesia; tú lo estas haciendo excelente… Recuerda a Vicky, lo primero que pidió al llegar al hospital fue un cocktail de drogas.- me causó gracia recordar ese momento-. 

- También le golpeó la cabeza a Harry con el suero, cuando se sentó sobre su mano sin querer. 

- ¿Ves?, tú a penas le gritaste fuerte a Robert.- tocó mi panza cuando vió como retorcía la sábana.- Ya pasa… Mira él parto que más me costó fue el de Robert, ese chico si que sabía dar cabezazos… Richard estaba fuera de la ciudad arreglando unos negocios, aún faltaba para mi fecha de parto pero ya conoces a tú marido, es apurado.- me reí.- Victoria estaba en el kinder y Elizabeth en casa acompañándome; rompí bolsa y nos vinimos las dos solas corriendo para acá, mientras que mi hermana intentaba comunicarse con Richard. Él pobre llego casi cuando estaba naciendo Rob y me puse a discutir en medio de una contracción cuando Lizz me dice que una cabezota me salía por las piernas y sin darme cuenta tenía a mi chiquitín arriba mío, olfateando desesperado, en búsqueda de mi pecho… Recuerda esto: “los Pattinson tienen unos buenos pulmones a la hora de llorar”. 

- Gracias Clare, siento haberles gritado a todos.- apreté su mano-. 

- No tienes porqué pedir disculpas, nosotras te entendemos no es fácil este momento y menos cuando son dos los que vienen en camino.- acariciaba mi pelo.- 

- ¿Crees que seré una buena madre?, -la cuestioné nerviosa- 

- Cielo, esa pregunta te la dirás varias veces a lo largo de tú vida; mírame a mí mis hijos ya son todos adultos, espero que responsables, y aún me pregunto si fui y soy una buena madre para ellos… Una nunca deja de aprender del oficio ya verás que cada uno de ellos será diferente y te enseñaran nuevas cosas; así tengan veintiocho años aún puedes regañarlo por poner nerviosa a su esposa a punto de dar a luz.- me guiñó el ojo-. 

- Gracias por siempre ser tan dulce conmigo.- ella siempre fue como una segunda mamá para mí.- 

- Sabes que desde hace años eres una hija más; yo debería de agradecerte por hacer tan feliz a mi hijo y amarlo tan incondicionalmente como lo haces.- juró que estaba a punto de lagrimear, cuando abrieron la puerta.- 

- ¿Se acepta una más?- preguntó mi mamá desde la puerta.- 

- Pasa mamá.- le sonreí.- 

- Las voy a dejar solas.- Clare se estaba por ir… siempre prudente y educada mi suegra- 

- No, quédense las dos.- les pedí.- 

- ¿Cómo vas tesoro?- mamá se sentó a un costado mío, frotándome la espalda.- 

- Cansada, quiero que esto acabe de una buena vez… 

- Vamos hija, ahora llega el momento de tu verdadero trabajo… Nuestra ranita se está esforzando mucho para abrirse camino, luego será tú turno de ayudar con el último empujón.- la voz de mi mamá salía muy suavecita, me hizo recordar a cuando era niña y me contaba historias antes de irme a dormir.- 

- Se está tomando mucho tiempo en abrirse camino, parece que está construyendo un túnel.- bromeé- 

- Tiene que asegurar bien el lugar, para que luego pase su hermanito.- me siguió la broma mi suegra.- 

- Robert ¿Dónde está?- la pregunta me salió con voz de desesperada.- 

- Salió a tomar un poco de aire con tu papá ¿Quieres qué lo llame?- asentí… a los diez minutos volvió a mi lado.- Nosotras estaremos afuera, cualquier cosa nos avisan… Te amo Kristen, sé que soy una mamá atípica y algo rara pero eres mi gran orgullo- dijo mi mamá dándome un ligero beso antes de marcharse junto con mi suegra.- 

- Perdón.- fue lo primero que dije cuando quedamos solos y él se sentó frente de mí, tomándome de las manos.- 

- Shuuu, ya me parecía raro que aún no me hubieras gritado y condenado a una vida de celibato por hacerte pasar un mal momento ahora.- besó mis labios.- 

- Son mis hormonas locas.- toqué su suave rostro-. 

- Sí… lo sé, fueron mis compañeras durante treinta y siete semanas, creo que las voy a echar de menos.- me reí sabiendo que eso era una absoluta mentira.- ¿Estás mejor ahora? 

- Si, necesitaba estar un rato sola; creo que tanta gente me sofocó.- él asintió.- 

- ¿Puedes acostarte a mi lado y abrazarme?- pedí con voz de nena. Se paró y se acomodó a mi lado.- No me dejes amor, te necesito.- susurré escondiendo mi cara en su cuello.- 

- Nunca amor, siempre estaré a tú lado y el de los niños…- dijo besando mi frente. Mientras el estuviera a mi lado, estaba segura que podría hacerlo.- 

Las horas siguieron pasando al igual que la cálida brisa de la noche de primavera… mi princesa se tomó su tiempo, poco a poco se acomodó en el pequeño lugar que tenía en mi pelvis… La sentí descender con cada pujo, una energía que mi cuerpo acumuló por casi nueve meses pugnaba por salir, por conocer un mundo diferente, quizás no tan cálido como el de su anterior hospedaje pero si tan lleno de amor. 

Sentada sobre un banquito, aferrada a esos brazos que desde hace ya siete años me rodeaban lleno de amor, me dieron las fuerzas necesarias para que a las doce y cinco minutos de un trece de abril, llegara a mis brazos mi pequeña Alexia Grace, mi ranita… tenerla entre mis brazos fue único, el tiempo se detuvo y solo éramos ella y yo, conociéndonos nuevamente. Su olor me resultaba familiar, llevaba una vida añorándolo aún sin conocerla. Era perfecta, con sus cachetes regordetes, su labio inferior igual al de su padre tembloroso por el llanto, cinco dedos largos y finos en cada mano, dos piecitos regordetes y una pelusa casi blanca como cabello… Ella era única y era mía… lloraba como toda una Pattinson… 


Doce y trece… ocho minutos después que su hermana, un nuevo llanto, muy suave llenó la cálida habitación… Alexander Liam, mi sapito, mi bebé tranquilo… salió todo asustado pidiendo a gritos mis brazos, y volver a sentir el latido de mi corazón para volver a relajarse y mirarme con esos ojos grises para enamorarme tan irrevocablemente como años atrás me había pasado con su papá… Su nariz era pequeña y chatita, su olor era similar al de su hermana pero más intenso. 


Era más chiquito que su hermana pero compartían similares características… 

Todo un hombrecito, -dijo Laura alabando sus genitales para orgullo de su papá.- 

- ¿Rob, quieres cortar los cordones umbilicales? –preguntó John con unas tijeras en sus manos- 

- ¿Yo?- preguntó mi marido nervioso con los ojos llenos de lágrimas- 

- Pues si quieres mando buscar a un paparazzi de los que siempre los persiguen a ver si quiere venir y hacerlo él… pero creo que Kris preferiría que fueras tú, -dijo provocando la risa de Laura y el personal hospitalario de apoyo- 

- No, no, doc como crees, yo los corto, -dijo y tomando las tijeras en sus manos temblorosas cortó los cordones- 

Tener a mis bebés sobre mi vientre, sentir sus pequeños cuerpos calientitos, y a mi esposo rodeándonos entre sus brazos fue una sensación indescriptible…de plenitud. 

- Kris… Gracias, siempre pienso que no puedo amarte más… y tu siempre me sorprendes al lograrlo. Eres mi razón…te amo tanto… Gracias, -dijo bajito en mi oído mientras sus lágrimas mojaban mi rostro y posaba uno de sus brazos sobre las pequeñas espaldas de nuestros hijos acariciándolos. 

Rápidamente, se los llevaron para pesarlos y cambiarlos. 

Me sentí vacía en ése momento, quería que me los regresaran, quería seguir sintiendo su calor y embriagarme de su olor… le pedí a Rob que fuera con ellos mientras yo alumbraba las dos placentas que mantuvieron todo este tiempo a mis hijos fuertes y sanos, no hubo puntos… bendito yoga y gym para la maternidad. 

Volví a recostarme sobre la cama esperando, cuando mi hermoso marido entró cargando las dos joyas más valiosas que teníamos y una sonrisa en su cara que pocas veces había visto. 


Posó uno en cada brazo y volví a estar completa; dos pequeños pares de ojos me miraban con curiosidad. 

- Hola bebés soy mamá.- hablé muy suavecito, derramando lágrimas de felicidad. 

- Y yo papá.- dijo Robert a mi lado, mojándome el hombro con sus gotitas saladas. Ambos estábamos embrujados por esos hermosos ojos, unos verdes y otros grises. 

- Bienvenidos a casa mis amores, los esperamos durante mucho tiempo. 

La larga espera había culminado… al fin tenía a mí familia completa. 


viernes, 22 de junio de 2012

Adelanto Capitulo 24

- Llegaste…- se le iluminó el rostro, dejando la guitarra a un lado. 

- Es preciosa la canción.- me acerqué hasta él y con mucho cuidado me senté.- ¿Ya la terminaste? 

- Está casi lista, hay unos acordes que aún no me convencen del todo. Los extrañé.- me beso, dejándome sin aire. 

- Nosotros también, las chicas te mandan saludo; mañana posiblemente vengan a almorzar.- mientras hablaba él agachó su cabeza para dejarla apoyada sobre mi vientre.- Hoy voy a preparar sopa de tortilla.- acariciaba su pelo. 

- No es necesario que te pongas a cocinar, podemos pedir comida china o alguna pizza.- siguió llegando de caricias y beso el templo de sus hijos. 

- Tengo ganas de cocinar y prepararte algo rico, déjame que te malcríe unos días más. 

- ¿Por qué lo dices? Acaso…- se sentó un poco asustado. 

- Tranquilo Rob… todo está bien; solo lo decía porque ya no me que queda mucho tiempo más antes de nuestra fecha.- intenté calmarlo sin ponerme en evidencia que sus hijos ya estaban dando sus primeros de querer salir a conocer este mundo. La ranita y el sapito patearon fuerte, haciéndose escuchar. 

- Ok, todo está bien.- su panza sonó por hambre.- ¿Qué habías dicho sobre la sopa de tortilla?- preguntó con carita pícara. 

- Vamos ayuda a esta ballena encallada a levantarse así te prepara uno de tus platos, favoritos.- me tomó por debajo de los hombros y haciendo, prácticamente, toda la fuerza él me levantó del piso. 

- Te amo.- me besó la frente. 

- Y yo a ti.- lo abracé todo lo que pude, largando un largo suspiro… 

La noche pasó sin ningún inconveniente, lo malo es que casi no podía pegar un ojo ya que cada vez que lograba conciliar el sueño, las patadas de mis hijos me hacían abrir los ojos de golpe. Más de una me dejó sin aire. 

En la mañana del once de abril, mientras desayunaba con Maguie, ella hizo el comentario que veía algo diferente en mi barriga, como un poco más baja… por supuesto me hice la desentendida, alegando que era solo locuras de ella. 

Por la tarde noche, pasaron mis amigas y luego se nos unieron Lizz, Tom y Nettie; esta vez si pedimos pizza ya que yo no me sentía con muchas ganas de preparar nada. Estaba teniendo pequeñas contracciones, venían por un rato y luego se iban. 

Creo que Robert, notó como mi cara se fue descomponiendo poco a poco a lo largo de la noche y cuando se hizo las once, alegó que estaba cansado y que ya era hora de que todos se fueran… Saludé a todos y con cuidado subí las escaleras, encendí la ducha, sosteniéndome de las canillas deje que el agua me pegara directamente en la cintura para calmar el dolor. Una mano con una tolla empezó a frotar esa zona. 

- ¿Llegó la hora?- preguntó, con voz suave y calmada; frotándome la cintura, tal como Laura le había enseñado. 

- Aún no… ummmm que bien se siente eso… pero estamos cerca.- deje de sostenerme de la canilla, apoye la cara en el hueco de su cuello… aspirar su aroma varonil me relajaba. 

- ¿Hace cuanto que estamos cerca?- lo sabía, jamás lograría engañarlo. 

- Desde la noche después de mi cumpleaños, cuando me fui a limpiar, perdí el tapón mucoso… Perdón por ocultártelo.- dije apenada. 

- ¿Los niños y tú están bien?- asentí- Entonces no hay nada que perdonar vida.- estuvimos un largo rato bajo la lluvia, hasta que el agua comenzó a ponerse fría.- Vamos, salgamos y te preparo un té de melisa así logras descansar un rato. 

Me secó, me puso un cómodo camisón, dejo las ventanas abiertas mientras se fue a preparar el té. Lo tomé de a poco, Robert se entretuvo masajeándome los pies… No encendimos la televisión, él puso de fondo a Van Morrison y comenzó a cantarme

domingo, 10 de junio de 2012

Capitulo 23: Viendo volar las horas...

Por fin llego el ansiado capítulo y justo en un día muy especial... Hoy hace un año se publico el primer capítulo de esta historia!!!

No podemos creer que rápido nos paso el tiempo, un año!!! y obviamente no hubiéramos llegado ni al mes si no hubiera sido por todas ustedes. No tenemos más que palabras de agradecimiento, por todo su apoyo, por cada comentario dejado, por pedir que alarguemos mas los capítulos, por tenernos paciencia en publicar, hasta por no tenernos paciencia y preguntar cada día cuando publican!!!

Todooooo, lo bueno y lo malo, nos enseñaron a crecer y mejorar todos los días un poquito más. Sepan que ustedes son parte de nuestra vida, una que quizás ni nuestras propias familias sepan de esta pequeña historia. Fueron nuestra fuente de inspiración siempre!!!

Saris hermosa, gracias gracias gracias empezamos este camino juntas y nunca me abandonaste. Mi ayuda incondicional, mi gringolandia que me buscaba las fotos, que me sacaba de mis momentos no tan bueno de escribir, la que me corrige. Gracias amiga por siempre estar, por regañarme cuando fue necesario y por continuar a mi lado para las futuras locuras que vendrán.

Rosy mi chica hot, fuiste el agregado que necesitaba este lugar para crecer.. Todavía recuerdo como cuando me insistias como loca que te mandara los capítulos primeros a tí y luego al resto. Gracias por animarte a escribir, por completar mi inspiración, por hacer mas candente y divertida esta historia... Mil gracias!!! Seguirás complementandome en el futuro eso dalo por hecho.

Mariava, Cary, Carla, Hancita y Jofoma, ustedes también forman parte de este historia; cada una le dio un granito en diferentes momentos y siempre estuvieron para ayudarlo a crecer... Gracias

Ahora si no las detengo más, se cuan ansiosas están por leer el capítulo completo; disfrútenlo, ya queda poco para el gran momento...
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Kpov 

30 SEMANAS… 

Luego de un fin de semana de mucha fiesta por el casamiento de Tom y Nettie, hoy me tocaba nuevamente otra ecografía para saber el estado de mis bebés ya que estábamos entrando en la recta final… faltaban poco menos de diez semanas para que yo entrara en parto, según lo que pensaba Laura, por la forma que iban creciendo mis bebés y la contextura de mi cuerpo, yo no lograría llegar a las cuarenta semanas, así que cada día que tuvieran mis bebés en mi ser era un día más para que nacieran sanos y fuertes. 

Unos besos por el cuello me despertaron… 

- Buen día mi ballenita.- me besó los labios y bajó hasta mi estómago.- Buenos días hijos, ¿Cómo durmieron? Seguramente que muy bien, ¿Ayer mamá los agitó mucho verdad?- dando a entender nuestra noche de pasión. 

- Robert… - le pegué en la cabeza.- No es necesario que le digas a nuestros bebés las cosas que hacemos. 

- Pero si tú misma me dijiste que ellos no ven nada, seguramente pensarán que están en su momento de gym.- se defendió.- Dejemos de pelear, mira lo que te traje.- buscó la bandeja que había traído llena de cosas ricas.- Un rico desayuno para mi bella ballenita, así recuperas las fuerzas…- besó mi frente con ternura, como siempre lo hacía. 

- Sabes que te amo y eres el mejor esposo del mundo.- me colgué a su cuello. 

- Si lo sé, pero me gusta que me lo recuerdes de vez en cuando.- me besó y luego nos pusimos a desayunar-. 

- Es increíble lo rápido que paso el tiempo; parece que fue ayer que desayunábamos los dos solos en la cama y ahora estamos por ser cuatro.- comentó Rob-. 

- Así es, dentro de poco ya no podré desayunar tranquila.- dije divertida.- Adiós vida. 

- Sabes que te voy a ayudar, aún vas a poder tener vida.- tomó mi mano.- Fue una bendición que ambos deseamos, creo que ya es demasiado tarde para echarnos atrás. 

- No me estoy quejando de eso amor, sabes que siempre pensamos en formar una familia… pero nosotros dos estamos muy acostumbrados a ser solo dos y dentro de poco tiempo eso se va a modificar aproximadamente por…- me quedé pensado- Dieciocho años… 

- A donde vas con todo esto Kris…- no sabía como decirle lo que realmente me preocupa, así que solo me encogí de hombros.- Vamos cielo, siempre lo hablamos todo… 

- Mmm como te lo digo… ¿Cómo quedará, o sea como seremos tú y yo…- Dios estaba roja por la vergüenza-. 

- Kris no te entiendo nada nada amor, ¿Te sientes bien?- tocó mi frente, asentí-. 

- ¿Cómo quedará nuestra intimidad?- dije muy bajito que ni me escucho-. 

- No te entiendo amor habla más alto. 

- ¿Cómo, quedará nuestra in-ti-mi-dad?- subí un poco más en tono pero no me escuchó. 

- ¿Qué? 

- ¡EL SEXO ROB, COMO QUEDARA ESO!- grité de la frustración. Rob me miró por un instante y luego comenzó a reírse como loco.- No es divertido que te rías de mí.- estaba a punto de llorar-. 

- Perdón amor, no es mi intención hacerte llorar.- acarició mi rostro.- Solo es que me tomas desprevenido, no pensé que te preocupara tanto eso.- 

- Si me preocupa.- agaché la mirada-. 

- Bueno… no te voy a mentir que yo también lo he pensada; o sea siempre fuimos muy activos.- lo miré a los ojos y asentí.- Y obviamente por un tiempo eso no será lo primero en la lista de prioridades; pero no debes preocuparte por eso, hallaremos nuestros momentos y lo haremos increíble como siempre.- me besó en los labios-. 

- Pero… ¿Y si yo me siento muy cansada y se me van las ganas… o si no vuelvo a tener mi mismo cuerpo… o peor aún, si mi parto llega a ser por vía vaginal y todo queda muy agrandado y ya no te agrado? Terminaras buscándote otra.- dije toda apurada, llorando. 

- Eh bombón, mírame.- me negué a levantar la vista.- Vamos amor.- levanté el rostro a la fuerza y besó cada una de mis lágrimas.- Nada de eso pasara ok; yo no me voy a buscar otra, ni te va a quedar todo agrandado… solo tendremos que buscar una nueva forma de amarnos, y ¿sabes algo? 

- No.- contesté apenas susurrado. 

- Siempre fuimos muy buenos para ser innovadores.- me besó los labios y comenzó a descender por mi cuello hasta llegar a mis senos, que según él eran sus nuevas almohadas. Me reí.- Ves, sabes que tengo razón en eso.- corrió la bandeja a un lado y me hizo sentarme sobre sus piernas.- Al principio será extraño, estaremos cansados y las ganas se nos irá al demonio; pero pasado un tiempo volveremos a reacomodar nuestra vida incluyendo a los niños, quizás no podremos hacerlo en cualquier lugar porque nos pueden pescar, pero a cambio te prometo algo. 

- ¿Qué? 

- Qué cada vez que lo hagamos, será único he inolvidable.- me besó de tal forma que me dejó sin aire.- Te amo, mi hermosa gordita hormonada; así pasen los años, siempre siempre… siempre serás la única mujer en mi vida.- volvió a besarme.- Qué te parece si nos bañamos juntos y luego partimos para el médico. 

- Me parece una gran idea. 

*****

- Buen día chicos, ¿Cómo están los niños?- preguntó John al saludarnos. 

- Muy bien, aunque creo que ya no tengo más lugar.- comenté divertida. 

- Lamento desilusionarte, pero todavía te quedan mínimo seis semanas más de estirar la casa acuática de tus niños.- 

- ¿No cree que llegue a la semana cuarenta doc?- preguntó Rob, cuando nos sentamos. 

- Es poco probable que llegue, ella tiene una contextura pequeña y su cuerpo está siendo muy sobre exigido… ¿Te sientes más agitada o agotada que antes? 

- Si un poco, me cuesta mucho subir las escaleras para ir a la habitación, voy haciéndolo por tramos o cuando me pongo a cocinar ya no puedo hacerlo parada, necesito sentarme y que alguien me ayude. 

- ¿Son muchas las escaleras que tiens que subir? 

- Ummm son algunas, igual ya lo hablé con Laura y las voy subiendo de a poco calmada; intento no estar subiendo y bajando cada rato para no esforzarme mucho.- contesté acariciando mi barriga-. 

- Intento que se quede lo más relajada posible, pero es complicado para esta mujer hacer eso.- me acusó Rob.- Para ella es un martirio quedarse acostada sin hacer nada. 

- Si es comprensible, pero como ya hablamos anteriormente, estamos ingresando a la meta final y cada día que los bebés estén dentro de tu panza es un día más para que ellos maduren sus pulmones y el resto de sus órganos. Por eso es necesario que descanses lo más que puedas y no te esfuerces. Tuviste un excelente embarazo, intentemos que culmine todo de acuerdo a lo planeado ¿Si? 

- Si John, por ellos hago cualquier sacrificio, incluso quedarme todo el día acostada en la cama. 

- Yo estoy seguro que si Kris, las mujeres con tal de proteger a sus hijos son capaces de cualquier cosa.- asentí.- Bueno vamos a revisarte primero y luego haremos la ecografía.- se levantó de su escritorio y fue hasta la camilla, para preparar la balanza. 

- ¿Hoy toca pesarme?- pregunté mientras Rob me ayudaba a levantarme-. 

- Si, hoy toca día de pesaje… Vamos no tengas miedo, que venimos bien hasta ahora.- me dio fuerza para subirme a la bendita balanza.- Bueno estamos pesando 70 kilos con 150 gramos. 

- ¡Dios estoy enorme!- me quejé-. 

- Ya calla mujer, es normal tienes a dos bebés creciendo dentro de ti, si repartimos la mitad del peso para cada unos, estarías engordando diez kilos por cada bebé y eso está muy bien. 

- Bueno si ustedes lo dice.- bajé de la balanza y me senté en la camilla para que me tomara la presión. 

- 120/70, estamos muy bien… ¡Ahora a ver a la ranita y el sapito! 

- Esa es la parte de la consulta que me gusta.- habló Rob-. 



- Como anda todo por la casa acuática.- dijo John antes de encender el transductor.- Miren acá está la princesa de papá, diciendo hola.- señaló a nuestra ranita-. 

- Guauuuu está muy cachetona… mira amor se sigue chupando el dedo.- Rob hablaba todo emocionado-. 

- Pues nuestra cachetoncita esta midiendo ya 40 centímetros y pesando 1.900 kg, creo que ya sabemos quien ocupa casi toda la casa acuática.- dijo John a modo de broma.- Haber donde se esconde el principito… umm creo que alguien ya se dio vuelta. 

- ¿En serio?- pregunté levantándome un poco de la almohada.- ¿Eso significa que podré tener mi parto natural? 

- Pues hay muchas posibilidades de que eso suceda, Kris… igual eso lo decidiremos en el momento, según las condiciones que se nos presente.- asentí.- Pues este pequeño, ya sabemos que es un poco más pequeño que su hermana… está midiendo 39 centímetros y pesando 1.800 kg… el perímetro cefálico de ambos es normal y al igual que su liquido amniótico; miren que dormilón resultó.- mi sapito no paraba de bostezar-. 

- Espero que sea así cuando nazca, así nos deja descansar jajajaja.- comento divertido Rob. 

- Bueno todo sigue en orden, despídanse de sus hijos, hasta la próxima ocasión.- dijo antes de apagar el ecógrafo. Mi amor me ayudo a limpiarme y a levantarme de la camilla así poder ir nuevamente hasta el escritorio.- Bien, dentro de dos semanas comienzan el monitoreo con Laura-. 

- Sí por la tarde tenemos con ella. 

- ¿Qué es eso del monitoreo doc?.- preguntó Rob-. 

- Pues lo que hacemos es escuchar los latidos del corazón del bebé y quedan impresos en un papel, dependiendo de como suban o bajen los latidos podemos detectar si algo anda mal y están sufriendo dentro del vientre. Normalmente se comienza hacer a la semana treinta y ocho, pero como estamos con un embarazo de “alto riesgo” empezamos desde la semana treinta y dos. 

- Ahhh… y si algo no anda bien entonces ¿Los hacen nacer? 

- Bueno eso se verá dependiendo de a que se debe el malestar, pero chicos… su embarazo está perfecto, sin ninguna complicación salvo la que tuvimos hace un tiempito, así que pensemos en positivo que lograremos tener un hermoso parto con el que ustedes sueñan. 

- Entonces a esperar que todo salga bien.- suspiró mi marido.- Gracias John por todo.- lo saludo dándole la mano-. 

- El placer es mío chicos, ojala uno trabajara con una pareja tan encantadora como ustedes… Kris ya sabes cualquier duda te comunicas conmigo o con Laura.- me advirtió ya en la puerta. 

- Si doctor, los tengo puestos en marcado directo… hasta dentro de quince días.- me despedí de él. Fuimos hasta el estacionamiento, tomados de la mano sin omitir palabra. 

- ¿Estás bien? Saliste muy callada.- preguntó Rob cuando me abrió la puerta. 

- Si estamos bien, solo que me siento un poco nerviosa… ya falta tan poco, se me hace difícil de imaginar que ya estemos por cumplir nuestro sueño de formar una familia.- acaricié mi vientre donde mis hijos jugaban divertidos. 

- Cielo ese sueño hace treinta semanas atrás lo cumplimos, ahora solo toca esperar conocerlos.- besó tiernamente mi frente como niña pequeña; amo cuando me besa, devorándome los labios pero más amo que me besa la frente con absoluta devoción y dulzura-. 

- Tienes razón… Te amo.- susurré en su cuello, acomodándome en él para aspirar su aroma varonil que lograba enloquecer mis hormonas. 

- Yo más mi princesa, yo más.- dijo antes de perderse por las calles londinenses. 


32 SEMANAS… 

- No quiero irme…- decía como niño pequeño, oculto entre las sábanas-. 

- Por favor Robert, te comportas como una criatura… ¡Sal de la cama de una buena vez!- subí el tono de voz y él se ocultó peor.- Así que no sales por las buenas eh…- salí de la habitación, en busca de mis ayudantes.- ¡Bear, Nala papá no se despierta!- mis bellos ayudantes subieron corriendo con la lengua afuera al escucharme, les abrí la puerta para que hicieran su trabajo. 

- ¡Ya… bajo los dos!- gritaba mi marido- Basta Nala me llenas de baba- y de repente escuche un grito de dolor…- BEARRRR.- cuando entre Rob estaba girando de un lado a otro de la cama agarrándose sus genitales. 

- ¿Qué paso?- pregunté asustada. 

- Te voy a cortar las patas… aaaaaiiiiiiiiiiiiii duele- se quejaba; Bear y Nala me miraban con carita de pena. 

- ¿Te pisó?- pregunté acercándome a él. 

- Siiiii… dueleeeeeeeeeeeeee… me la dejo inutilizable…. Fue su venganza por haberlo castrado hace unos años.- no pude evitar reírme de las tonterías que estaba diciendo.- No es gracioso mujer, me quebró a Tomy, o sea no tendrás más juguete con que jugar.- dijo rojo del dolor-. 

- Haber, haber no seas tan quejoso, déjame ver como quedó de quebradito Tomy, quizás haya que darle unos puntitos o mejor enyesarlo.- me miró con los ojos bien abiertos y de golpe se puso pálido.- Es broma Rob. 

- No estoy para bromas, es mi pene el herido, no cualquier parte de mi cuerpo.- se quejó señalando sus genitales-. 

- Haber, hablo en serio, muéstrame por si de verdad tengo que llamar al médico.- me agaché y me puse entre sus piernas. Quise sacarles las manos del lugar pero no me dejo.- Rob- le advertí. 

- Fíjate con cuidado que duele.- gimoteó… Paciencia ven a mí, pedí internamente; con cuidado metí la mano entre su boxer para ver que tan mal estaba Tomy, el simple contacto con mi mano provocó que comenzara a despertarse. 

- Me parece que todo funciona muy bien.- lo acaricié suavemente para ponerlo más duro-. 

- Creo que te deberías fijar mejor.- me miró con ojos pícaros.- Digo por las dudas, que no haya quedado algo oculto… si me sacó el boxer lo vas a ver mejor.- movió las cejas sugerentemente; no me dejó contestar… ya se había desecho de la tela de algodón tomándome del brazo para levantarme del piso y sentarme en la cama.- Para que estés más cómoda al revisarlo.- explicó al ver mi cara de pregunta-. 

- Ummm me parece que tiene un poco de fiebre.- dije masajeando su glande, el cual, desprendía unas gotitas de líquido pre seminal; se me hacía agua la boca por poder probarlo. 

- Puede ser… porque no le tomas la temperatura, hermosa.- con cuidado tomó mi cabeza y me fue acercando hacia él, no necesitaba decirme nada más para saber lo que tenía que hacer; lo recibí en mi boca y comencé a chuparlo como un chupa chup.- Ummmm… delicioso nena.

- Creo que si tiene un poco de fiebre.- lo saqué de mi boca y con mi saliva lo masturbe lentamente.- Va haber que bajarle la temperatura de alguna forma… No quiero que viaje enfermo.- volví a metérmelo en la boca, chupándolo con más fuerza. 

- Dios Kris, me vas a matarrr… Eso nena, sigue, sigue…- Bufaba Rob, de repente me detuvo. 

- Pero…- iba a hablar pero me calló. 

- Conozco una forma mejor de bajarle la temperatura.- su sonrisa maliciosa casi hace que me venga.- Ponte en cuatro sobre la almohada.- me ordenó. Una pequeña risita tonta se me escapó y luego lo obedecí; me acomodé sobre dos almohadones para descansar mi vientre, sentí como me levantó el camisón para dejar mi trasero expuesto, el cual masajeó y apretó sin ninguna delicadeza… Fue penetrándome lentamente, volviéndome loca da la agonía.- Dios, estás tan húmeda…- se movía lentamente.



- Más rápido.- pedí, bajando mi mano hasta mí clítoris para masajearlo, pero el me quitó la mano. 

- No… yo me encargo.- sus ojos eran tan negros como el ónix; masajeó al principio y luego con cada embestida me daba un golpecito en mi clítoris enloqueciéndome por completo. 

- Ya, ya, ya… me vengo.- dije como pude, sintiendo mi frente bañada en sudor. Puse una mano sobre mi vientre, para sentir como mis hijos pateaban con todo el movimiento que les estábamos provocando. 

- Si Kris, apriétame como tú solo sabes hacerlo… regálame tu dulce manjar.- fue lo último que escuché antes de perder de conciencia y disfrutar de mi viaje orgásmico… Cuando regrese a la realidad, Rob me abraza desde atrás, basándome todo el cuello. 

- Creo que Tomy no sufrió ningún trauma después de todo.- comenté y ambos nos reímos-. 

- Por suerte no… Gracias doctora Stewart, es toda una eminencia.- se puso sobre mí para besarme en los labios. 

- Cuando quieras, me llamas y te reviso nuevamente.- dije sin separarme de sus labios… 

***** 

- Tita tita te taje dos cholates para mis pimos.- entró corriendo Madison hasta la cocina. 

- Gracias princesa- besé su frente.- Me parece que a tus primos les encantó tu regalo porque no paran de moverse.- tomé sus manitas y las coloqué a cada costado de mi barriga. 

- Guauuu se muven un monton…- puso su oreja sobre mi panza.- Hola pimos.- les gritó y mis bebés saltaron contentos, ambos conocían muy bien la voz de Mady y siempre se enloquecían cuando la escuchaban, seguramente serán grandes compañeros de juegos. 

- Mady, no alteres a tus primos que a la tita le duele.- le dijo mi suegra que venía con varios bolsos.- Hija ¿Cómo estás?- me besó en la frente igual que lo hacía su hijo. 

- Muy bien, comiendo un poco de fruta para el monitoreo y de paso descanso los pies.- moví mis piernas que descansaban sobre otra de las sillas de la cocina. 

- Uhh como te entiendo, cuando estuve embarazada de Robert, mis pies parecían dos maseteros.- dijo divertida.- Mi hijo ¿Ya se fue? 

- Si esta mañana, después de hacerme un berrinche. Por poco lo tuve que llevar de las orejas al aeropuerto, no dejó de refunfuñar todo el camino.- Robert tuvo que viajar a Los Angeles para arreglar algo del sonido de la película que filmó con Justin y estaría cuatro días fuera de casa. 

- Tito Bob es un vago.- dijo Mady y mi suegra y yo no las quedamos mirando sorprendidas por su comentario. 

- Madison Margaret H´Astoll ¿Dónde escuchaste esa barbaridad?- le preguntó seriamente mi suegra-. 

- Tito Tom se lo dijo a Tito Sam, que tito Bob es un vago desde que tiene a la bale- bale- baletonta. 

- Ballenota.- le corregí la palabra, muriéndome de risa por las ocurrencias de mis amigos. 

- Eso tita, lo que dije baletonta.- se chupó su dedo pulgar-. 

- Bueno, lo que sea, ya sabes muy bien que una damita no debe escuchar lo que conversan los adultos y mucho menos repetirlo luego, queda muy feo… Que no se vuelva a repetir Madison.- la regaño Clare. 

- Sipis abu.- agacho la mirada.- No velvo a lepetil cosas feas del tito bob. 

- Así me gusta, princesa.- jugó con su pelo.- ¿Ya estás lista Kris? O vamos a llegar tarde. 

- Busco mi bolso y ya estoy.- me levanté con cuidado de la silla y dejé el plato vacío en el fregadero. 

- ¿Jules nos encuentra allá?- preguntó mientras me ayudaba a subir a su auto-. 

- Si mamá iba directamente, hoy tenía una reunión de trabajo para una nueva película que tiene en la cabeza-. 

- Dios, ya se de quien sacaste su obsesión por el trabajo y el no quedarte quieta nunca.- dijo divertida.- De tal palo, tal astilla.- las dos nos reímos, mientras Mady nos miraba con cara de locas. 

Fue muy divertido hacer mi primer monitoreo con mi madre, mi suegra y Mady al lado mío, parecía más una reunión de Té en lo de Laura que una consulta. Cada una comentaba sus experiencias en sus partos, mi madre decía que sus niños fueron pequeños y de un momento al otro los saco sin problemas, haciendo referencia a Cameron y a mí; en cambio Clare dijo que sus trabajos de parto fueron bastante largo, sobre todo el de Rob que no quería bajar y una vez que nació no se despegaba de su pecho, según ella parecía un becerro muerto de hambre… - No cambio mucho.- pensé internamente, recordando como se pegaba a mis pechos, más de una noche me desperté con el metido entre mis senos. 

Cuando llegué a casa le mandé un mensaje a Rob avisándole que todo estaba en orden. 

“El monitoreo salió perfecto, tus hijos son dos gimnastas según Laura. TE AMO” 

Al instante recibí su respuesta… 

“Me alegro que todo este bien, diles que no se les ocurra salir a practicar sus elongaciones, sin que yo esté presente… ¿Tú mamá se queda contigo?... Los extraño mucho “ 

- Papi dice que nos extraña y que ni se les ocurra nacer sin que él esté presente.- hablé a mi barriga, mientras me mecía en la mecedora de la habitación de los chicos. Me gustaba ver el atardecer desde esta habitación. 

“Si mamá se queda, junto con Mady y tú mamá... ambas están muy alegres relatando sus experiencias como madres “ 

- Tita pedo pasal- preguntó mi princesa desde la puerta-. 

- Claro ángel… ¿Te gusta la habitación de tus primos?- le pregunté mientras la sentaba sobre mis piernas. 

- Sip ta muyyyyyyyyyyyyyy lenda… Me gutan sus pelochos. 

- Peluches- le corregí 

- Eso… ¿Me lo van a plestal para jugal?- me preguntó chupando su dedo pulgar, apoyándose como podía sobre mi pecho. 

- Claro que sí, al principio van a ser muy pequeños para poder jugar contigo, pero ya veraz como dentro de un tiempito, van a compartir todos sus juguetes y hacer muchas travesuras.- 

- Mamá y tita Liz vestian de mujel a tito Bob… ¿Yo pedo vestil a mi pimo de nena?- dijo bostezando. 

- No creo que al tito Rob le haga mucha gracia que juegues así con tu primo; puedes disfrazarte con tu prima si quieres.- ya me imagina de donde venía la idea y todo apuntaba a mi cuñada. 

- Veno.- a penas la escuché, ya que se había quedado dormida… justo sonó el celular. 

“Todo lo que te pueda decir mi madre es pura patraña… No veo la hora de estar de nuevo en casa, ¡Los extraño demasiado!!! 

Como pude, le contesté sin despertar a Mady. 

“Nosotros también, esta noche compartiré la cama con una linda jovencita rubia, que quiere disfrazar a su primo de nena cuando nazca :P ” 

Su respuesta no tardo nada en llegar. 

“¡VOY A MATAR A MIS HERMANAS!... Estoy por entrar a grabar, cuando regrese al hotel te llamo… Te amo mi ballenota” 

Ya me veía venir la futura pelea de Rob con sus dos hermanas, pero que le iba hacer, mi familia era una locura… pero así la amaba. 

34 SEMANAS… 

- ¿Estas segura que debo tomar por esta calle? Creo que si tomamos la otra lo haremos más rápido.- preguntó mi marido-. 

- Nop, ya tomamos la otra cuando trazamos el camino del medio día, hazme casho, por ashi es mash rápido.- dijé comiendo mi super muffing de chip de chocolate.- Ummm que rico está esto. 

- Me alegro que te disfrutes tanto tu bocadillo de las once de la noche.- me dio una palmadita en la pierna.- Listo llegamos ¿En cuanto tiempo lo hicimos? 

- Poshhh…- miré mi reloj, corriendo mi muffing y mi super malteada de frutilla.- En quince minutos; este es recorrido más corto hasta el momento. 

- Si, pero es porque es de noche y no hay tráfico; si llegas a entrar en trabajo de parto al medio día conviene venir entre las callesitas y no agarrar la avenida.- comentó mientras marcaba con un bolígrafo rojo el nuevo camino hecho de casa hasta el hospital. 

Por sugerencia de Laura, al notar cuan ansioso estaba mi marido por la llegada de sus hijos, lo mando a buscar diferentes rutas para llegar de casa al hospital, en diferentes horarios… La idea fue excelente, ya que Rob mataba su tiempo viendo nuevas alternativas y no estaba detrás de mí todo el día fastidiándome por cada molestia que tenía. 

Hace unos días atrás jugando con Mady sentí unas leves contracciones que luego se me pasaron, Rob por poco ya avisaba a toda la familia que fuera al hospital; y otra cosa que se me acabo fue nuestra intimidad, si bien ya me resultaba incomodo maniobrar mi gran barriga aún tenía ganas pero él tenía temor que mis orgasmos y su intromisión me hicieran arrancar el trabajo de parto, hace una semana atrás fue tan maravillo el orgasmo que me regaló, que no pude contener que se me saliera unas gotitas de orina, él pobre pensó que me había roto la bolsa de aguas y me llevó corriendo al hospital… Ya las enfermeras conocían al ansioso papá Pattz que llevaba a su hinchada esposa a cada guardia que podía. 

- Podemos ir a casa, ya tengo sueño.- dije bostezando-. 

- Claro amor… Umm no sientes ninguna molestia ¿Verdad?... digo porque ya que estamos en la entrada del hospital podemos… 

- ¡Ya basta Robert, me tienes hasta la coronilla de venir a la guardia por cualquier consulta, ya me conozco a todo el staff del hospital de tantas veces que me traes!- agacho la mirada apenado, se me partió el corazón.- Amor…- acaricié su melene crecida.- Yo también ya quiero cargarlos y tenerlos afuera, pero todavía falta y me alteras con tus nervios… Prometo que te voy a avisar cuando sea la hora. 

- Siento ser un pesado, no sé que me pasa…- llevó sus manos hasta mi barrigota.- Papá solo quiere que estén bien, que nada malo les pase.- susurró sobre la misma.- Quiere cuidarlos siempre. 

- Y lo harás amor… cuando llegue el momento…- dije jugando con su cabello-. 

- Hoy están muy tranquilos, ya no se mueven tanto.- hablaba mientras ponía en marcha el auto-. 

- Creo que es porque ya no tienen tanto espacio para moverse, aún me quedan seis semanas más por delante y no creo que mi útero se pueda estirar más.- comenté acariciando mi panza-. 

- En verdad estás enorme, jamás pensé que te pudieras agrandar tanto.- lo miré con mala cara.- No lo tomes a mal cielo.- se apresuró a decir.- Solo que en estas últimas semanas todos los días creces más y más, ya estás por explotar. 

- Es porque en las ultimas semanas los bebés adquieren su peso, y estos pequeños ya tienen más de dos kilos cada uno.- volví a bostezar-. 

- Tienes razón… cierra un rato los ojos, yo te aviso cuando lleguemos a casa...- apenas logré escuchar lo que me dijo, yo ya estaba en un mundo diferente-. 

*****

- Amor… ¿Me ayudas a cerrarme el vestido?- grité desde mi vestidor. 

- Voy…- vino y muy amablemente subió el bendito cierre, dando un beso en mi hombro libre.- Estas espléndida…- rodeó mi barriga desde atrás, apoyando su cabeza en mi hombro izquierdo; nos quedamos mirando la preciosa figura que nos regalaba el espejo.- Me encantaría que te quedaras así por siempre. 

- ¿Acaso ya no quieres conocer a tus hijos señor Pattz?- uní mis manos con las de él- 

- Muero por conocerlos, pero amo verte tan… tan embarazada. Voy a extrañar verte con ese brillo especial en los ojos… Estás hecha toda una mujer. 

- Tú ayudaste a que me transformara en esta mujer, y por lo del brillo especial, dame cinco años y vuelves a recuperar.- comenté divertida-. 

- ¿Eso significa que tendremos más hijos?- asentí- ¿Cómo cuantos más tendremos? Porque tiempo atrás dijimos tres, pero ahora como el embarazo vino doble… ¿Se mantiene el número o modificamos? 

- Creo que puedo arriesgarme a un embarazo más, espero que la próxima vez sea solo uno.- ambos reímos.- Pero también me gustaría adoptar uno. 

- Eso lo haremos a penas, los niños hayan crecido un poco, ya sabes con toda la burocracia que hay podría tomarnos un tiempo lograr la adopción.- asentí; escuchamos como el reloj del living marcó las cuatro.- Será mejor que nos apuremos, no queremos llegar tarde a la primera fiesta en honor a nuestra ranita y nuestro sapito… Te espero abajo.- besó mi cuello antes de salir del vestidor. 

- Tienen un gran padre mis bebés.- dije mirándome en el espejo, antes de acompañar a mi marido… 

Hoy a la tarde mi suegra, junto con mis cuñadas habían organizado el baby shower de los pequeñuelos; si bien yo quería esperar a que pudieran venir mis amigas, Laura recomendó hacerlo ahora y no retrasarlo más, porque en cualquier momento entraba en trabajo de parto. Ya estábamos contra el reloj… 

Por lo tanto, mi papá y mis hermanos adelantaron su viaje y ya se habían instalado en el departamento de mi mamá; mi cuñada, la novia de Taylor, vendría junto con mis abuelos dentro de dos semanas para mi cumpleaños, al igual que mis amigas Lindsey y Susy. 

Cuando llegamos a la casa de Tom, que tan amablemente había cedido luego de haber derrochado una pequeña parte de nuestra fortuna en su exclusiva luna de miel, la entrada se hallaba decorada por globos con animales. 

- Creo que Lizz se tomó muy enserio la temática safari.- comenté divertida, mientras me desabrochaba el cinturón. Como la habitación de los babys parecía un gran zoológico, según Mady, a Lizz no se le ocurrió mejor idea que tomar la decoración del cuarto, en la temática de la fiesta, hasta la invitación que nos había hecho llegar tenía que ver con un safari. 



- Si ni me lo hagas acordar, todavía no me llegó el resumen de la tarjeta de crédito.- se quejó mi marido, cuando se bajo para abrirme la puerta-. 

- Es tú culpa por haberle dado la tarjeta y decirle que ponga todo a tu nombre ¿Estabas borracho o qué? 

- Ummm si mal no recuerdo, cuando me llamó para contarme sobre su gran fiesta, tenía a cierta persona sobre mi jugando a ser jinete, y tú sabes que no pienso con coherencia cuando te tengo encima de mío.- una risita tonta se me escapó-. 

- Entonces estas perdonado, ni noble corcel.- besé su mejilla, antes de tocar el timbre-. 

- ¡Ya llegaron!- escuché el grito de mi cuñada.- Bienvenidos.- abrió muy contenta Victoria la puerta.- Pasen, pasen… la fiesta es el patio. 

- Guaauu hermanita, si que te esperaste esta vez, me siento en una jungla.- comentó Rob, viendo toda la decoración-. 

- Agradécelo a Lizz, de ella fue todo el plan.- justo en ese momento, la susodicha venía corriendo con una copa de vino. 

- Al fin llegaron, ya los estábamos por mandar a buscar… ¿Cómo están mis bebitos hermosos?- le habló a mi panza y mis hijos se removieron contentos de escuchar a su tía. 

- No te equipares todo la atención, también son mis sobrinos.- se quejó Victoria. 

- Chicas, chicas, hay dos criaturas, creo que es más que suficiente para que no se peleen para ver quien quiere más a quien.- les contesté con una sonrisa-. 

- Si chicas, además más no las querrán más que a mí, que soy su papá.- metió leña mi marido-. 

- A ti nadie te pidió tú atención, no te metas donde no te llaman- le sacó la lengua Lizz- 

- Eres una inmadura, me meto todo lo que quiero porque son mis hijos.- ahora fue el turno de Rob de sacarle la lengua, estaba a punto de retarlos cuando justo llegó la única persona que si los ponía en su lugar. 

- Elizabeth, Robert, basta ya los dos.- les ordenó Clare, con la mejor sonrisa pero con una voz muy dura.- Estamos en una reunión, no se comporten como niños de kínder. 

- Si mamá.- contestaron los dos al mismo tiempo, agachando la cabeza. 

- Cielo, ven… vayamos a sentarnos así estás más cómoda y de paso pruebas las delicias que encargamos.- Clare me rodeo, para sacarme del pleito entre hermanos. 

En verdad Lizz se había lucido; montaron una pequeña carpa en el patio y todo estaba lleno de globos y adornos de animales, los centro de mesa eran toallas pequeñas acomodadas en forma de torta con peluches de diferentes animales de la selva. 




Una gran mesa de comida, estaba ubicada en una de las esquinas, lleno de deliciosos platos pero lo que más me encantó fue la torre hecha de cupcake de diferentes colores, también con animales.


La tarde se pasó en un abrir y cerrar de ojos, con todos los juegos tontos que armaron las chicas… Tom ganó el de quien se tomaba seis mamaderas llenas de cerveza, haciendo un baile de la victoria cuando lo logró; mi hermano Cameron acertó cuanta cinta se necesitaba para abarcar mi gran barriga; Rob nos impresionó a todos con su gran habilidad para cambiar pañales, nunca lo había visto haciéndolo, pero era todo un genio; a comparación de mi cuñado Harry que rompió tres pañales antes de conseguir vestir a su bebé de plástico, para encima ponérselo al revés ganándose el reproche de Victoria. 

Cuando llegó el momento de los regalos, de nuevo volvimos a llenarnos de diferentes juguetes y de ropa; las tías de Rob nos regalaron un cupón para canjearlo por pañales para los primeros meses, diciendo que eso es lo que más gastaríamos; Sam, Marcus y Bobby nos regalaron un CD lleno de canciones de cunas, regrabados por ellos para que sus sobrinos del corazón aprendieran a escuchar su música desde pequeños; Tom, mi hermano Taylor y mis cuñadas, todos en conjunto compraron dos set de platos y uno de peines de Tiffany para sus futuros ahijados… Pero el más lindo de los regalos fue el que nos hizo mi suegro Richard, al regalarnos un mini piano para niños, el mismo donde Rob aprendió las primeras notas antes de pasar al piano grande que aún ocupaba su lugar en el living de la casa. Fue un momento de mucha emoción, ya que mi marido pensó que ese objeto lo habían tirado años atrás pero en realidad siempre estuvo guardado, esperando por un nuevo dueño…



 

 


Llegamos casi entrada la media noche a nuestra casa; apenas tuve fuerza para cambiarme de ropa y poder meterme a la cama. La primavera, ya estaba instalada con todo su esplendor provocando que una brisa cálida corriera por la ventana abierta… No tarde mucho en quedarme dormida, abrazada por mi marido y tachando los días de mi calendario interno para la llegada de la gran fecha. 

36 SEMANAS… 

- Qué los cumplas feliz, que los cumplas feliz, que los cumplas mí adorada ballenita… que los cumplas feliz.- con esa canción mi adorado esposo me despertó.- Vamos mi hermosa princesa, hay que festejar tu llegada al mundo. 

- Querrás decir mi cuarto de siglo.- dije, desperezándome, justo entraron Bear y Nala. 

- Mira todos te venimos a desear un feliz cumpleaños, hasta te traje a Max.- me señaló a mi gato que se acomodaba a un lado de mi cama, lo tomé y lo puse entre mis piernas.- Pide tus tres deseos. 

- Ya tengo todo lo que siempre soñé.- contesté con una sonrisa, acariciando su rostro. 

- Igual algo debes pedir para la buena suerte.- pidió Rob. Pensé por un momento y luego sople con fuerza la vela que tenía el cupcake que él había traído consigo.- Felicidades amor.- me dio mi gran beso de cumpleaños.- Hoy te hice un gran desayuno de cumpleaños.- colocó una bandeja en el medio de los dos para que desayunemos. 



- Huele delicioso, amor.- me percaté de una bolsita, en medio de todos los platos.- Robert… no tenías que regalarme nada.- dije emocionada, mientras habría el paquete.- Dios… es preciosa.- miré anonadada la cadena con una cruz llena de pequeños diamantitos. 


- La ví y pensé que sería un bonito accesorio para agregar a tu colección de joyas.- dijo mientras me ayuda a ponérmela. 

- Es preciosa, me consientes demasiado… Creo que en cualquier momento voy a tener más joyas que la reina.- comenté divertida, jugando con la cruz. 

- Es mi obligación consentirte, además dicen que los diamantes son el mejor amigo de las mujeres.-beso mis labios.- Anda, desayunemos que hoy nos toca un día largo lleno de festejos. 

Nunca fui de festejar con grandes fiestas mi cumpleaños, pero todos insistieron que mis veinticinco años tenía que festejarlo como Dios manda… Rob con ayuda de mi mamá organizó un almuerzo en nuestra casa, mi barriga estaba tan grande que ya no podía moverme mucho sin cansarme. 

Desde mi semana treinta y cuatro me controlaba una vez a la semana, con un monitoreo y una ecografía para medir la cantidad de líquido amniótico; Laura pasaba todas las tardes un rato para darme masajes en la espalda y seguir con mi preparación para el gran día, hasta ahora todo seguía en condiciones para que se cumpliera mi idea de tener un parto. 

La habitación ya estaba totalmente acomodada, los moisés al lado de nuestra cama, las sillas del auto colocadas y los tres bolsos, dos para mis hijos y el mío, listo en la silla de la entrada viendo pasar las horas. 

Todos tenían los teléfonos preparados, para salir corriendo hacia el sanatorio; hasta Bear y Nala se comportaban distintos, desde hace unos días los dos no me dejan ni a Sol ni a sombra, donde yo voy ellos están detrás de mí, especialmente Nala que se la pasa suspirando sobre mis pies y Bear hasta cuando entraba al baño quería estar conmigo. 

- Buen día Magui.- la saludé al llegar a la cocina.- Guaauu te quedo estupenda la torta, no debiste trabajar tanto, con algo más sencillo bastaba.- dije admirando la torta de tres pisos que estaba terminando de decorar.


- Buen día cumpleañera… nada de nada, te mereces todo y hoy es tu día así que calladita y sin rechistar.- me saludo con un gran abrazo.- ¿Cómo amaneciste hoy? 

- Excelente, sabes es extraño pero hoy me siento con mucha energía, con ganas de hacer te todo.- le comenté, mientras me servía un poco de jugo. 

- Ummm… puede ser que ya estemos cerca, hija; yo recuerdo que antes de tener a mis niños tuve una gran energía y me puse a limpiar toda la casa al otro día estaba internada teniéndolos. Además mañana hay cambio de Luna. 

- Pensé que lo de la Luna es un mito.- dije, mientras comenzaba a preparar las cosas para la barbacoa. 

- Es creer o reventar, pero sino pregúntale a Laura sin no tiene más trabajo en las noches que hay cambio de Luna… No es cien porciento seguro, pero que algo cambia, cambia. 

- Ya veo que hoy todos terminamos comiendo pastel en el hospital.- comenté a modo de chiste y una fuerte contracción me saco el aire. 

- No te rías tanto que todo puede pasar, hija mía.- acarició mi panza y salió hasta el patio para acomodar todo. 

La tarde estaba demasiada calurosa por ser primavera, tanto que terminamos metiéndonos con mis cuñadas y amigas en la pileta, mientras los hombres pretendían cocinar la carne. Mady tuvo dos compañeras de juego, Laura trajo a sus nenas y las tres desaparecieron en la casita de madera que teníamos en el patio. 

Durante la comida mis bebés estuvieron muy quistecitos, cosa rara, ya que cada vez que yo comía ellos bailaban en mi interior; algo en mi interior me decía que estaba cambiando, pero no quise alarmar a nadie.- Son tonterías, aún falta.- me dije a mi misma, cuando sentí la panza dura. No sentía molestia, pero si la notaba toda dura, la controlé internamente durante una hora, pero luego desaparecieron. 

El día ayudo y todos se fueron luego de cenar; aproveché para darme un baño relajante de espuma mientras Rob, terminaba de acomodar todo abajo… 

- ¿Aceptas un acompañante?- preguntó mi marido apoyado sobre la puerta-. 

- Aún hay un lugar.- le respondí, apoyándome sobre el borde. Despacio se desvistió, haciéndome agua la boca por volver a unirme a él ya íbamos por la tercera semana que me tenía a pan y agua y todavía me esperaba una larga cuarentena. 

- Ummm que bien se siente esto.- dijo al acomodarse el borde opuesto-. 

- ¿Por qué tan alejado?- pregunté con un puchero.- Acércate un poco más, no muerdo todavía.-le ofrecí mi mano, batiendo mis pestañas-. 

- Kris no juegas limpio.- suspiró. 

- Yo no fui la que decretó la ley de no vamos a tener más sexo, fuiste tú solito que se puso la soga al cuello.- hablé, enjabonándome los senos lentamente mientras él me miraba sin parpadear. 

- Es por tú bien.- me fui acercando de a poco.- Kristen.- me advirtió cuando me senté sobre él. 

- Vamos tú también lo deseas, sino no te hubieras metido en la bañadera conmigo… Una última vez amor…- comencé a masajear su miembro con mis manos, el cual me respondió enseguida.- Por favor…- mordí el lóbulo de su oreja.- 

- No quiero…- a penas le salía la voz.- 

- Tu cuerpo no dice lo mismo.- aumenté el ritmo de mis caricias aunque estaba ya casi totalmente erecto.- No te hagas el fuerte, no seas como Edward, tómame de última vez.- dije, besando su cuello, dándole un pequeño mordisco en el cuello. Sentí como me rodeó fuertemente con sus brazos, pero mi panza no facilitaba el contacto.- Espera que me doy vuelta…- dije, y cuando iba a moverme, me detuvo. 

- Acá no, nos podemos resbalar; mejor vayamos a la cama.- si, había ganado mi partida. 

Me ayudó a levantarme, me secó, adorando cada sector de mi cuerpo, en especial mi vientre… me llevó envuelta en una toalla hasta la cama donde, con una gran delicadeza, me recostó sobre las almohadas. 

- Ponte de costado, vas a estar más cómoda.- pidió antes de rodearme por la espalda, lentamente nos acomodamos, mientras mi marido con una de sus manos acariciaba mis senos y sus piernas se abrían espacio entre las mías, gemí tan alto que los perros levantaron la cabeza para ver que pasaba- 

- Shhhh amor que asustas a los niños de cuatro patas, -dijo riéndose sobre mi cuello- tu olor me mata Kristen… eres tan dulce como un caramelo y yo soy goloso no puedo resistirte,-ronroneaba besándome con fuerza mientras su mano lentamente bajaba sobre mi vientre acariciándolo y llegando a mi entrepierna. 

- Si amor hazme el amor, te necesito tanto por favor, -le pedía mientras me volvía loca con su mano acariciando mi pubis y rozando mi clítoris.- 

- Despacio mi vida, despacio que no quiero hacerte daño ni lastimar a mis niños, -su boca me daba pequeños mordiscos en el hombro y besitos en la espalda mientras su mano preparaba la entrada que se encontraba ya lubricada para él, suavemente introdujo su pene haciéndome sentir completa y feliz- 

- Te extrañaba tanto Robert… eres adictivo… te amo, -con cuidado y una infinita ternura mi marido me acariciaba mientras penetraba mi cuerpo, era tanta mi necesidad de él que rápidamente llegó mi liberación, relajándome y sintiendo como Rob venía con un chorro potente gritando mi nombre y abrazándome con fuerza desde atrás, girando mi cuerpo para quedar sobre mi espalda y él con su brazo debajo de mis senos. 

- No sé como voy a sobrevivir a cuarenta días sin tenerte.- volví a hablar besando su mano y apretando nuestros dedos- 

- Te convertí en una ninfómana.- reí por su tontería.- ¿Te sientes bien?- preguntó preocupado. 

- Todo está bien amor, me siento bien, feliz y enamorada de mi marido- acaricié su rostro y lo besé dulcemente.- Voy al baño a limpiarme y ya regreso. 

Me limpié, me puse bragas y una camiseta blanca de Rob, lavé mis dientes y cuando estaba por salir del baño, sentí mi braga húmeda… al bajarla, una mancha blanca con una línea de sangre era la causante de la sensación mojada. Pensé que eran restos de semen, pero era de una consistencia diferente, se parecía mucho al flujo que me venía cuando estaba por ovular; solo podía ser una cosa… estaba perdiendo el tapón mucoso, la hora ya se aproximaba…había empezado mi labor de parto…
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Chan!... Por favor no me maten, estamos a nada de conocer el rostro del sapito y la ranita; con eso también significa, que ya no queda mucho para el final, ya les voy adelantando!

Intentare lo más rápido que pueda, escribir el capitulo...

Nos leemos si todo sale bien en 15 dias!!!

Naty