- ¿Estas segura que debo tomar por esta calle? Creo que si tomamos la otra lo haremos más rápido.- preguntó mi marido-.
- Nop, ya tomamos la otra cuando trazamos el camino del medio día, hazme casho, por ashi es mash rápido.- dijé comiendo mi super muffing de chip de chocolate.- Ummm que rico está esto.
- Me alegro que te disfrutes tanto tu bocadillo de las once de la noche.- me dio una palmadita en la pierna.- Listo llegamos ¿En cuanto tiempo lo hicimos?
- Poshhh…- miré mi reloj, corriendo mi muffing y mi super malteada de frutilla.- En quince minutos; este es recorrido más corto hasta el momento.
- Si, pero es porque es de noche y no hay tráfico; si llegas a entrar en trabajo de parto al medio día conviene venir entre las callesitas y no agarrar la avenida.- comentó mientras marcaba con un bolígrafo rojo el nuevo camino hecho de casa hasta el hospital.
Por sugerencia de Laura, al notar cuan ansioso estaba mi marido por la llegada de sus hijos, lo mando a buscar diferentes rutas para llegar de casa al hospital, en diferentes horarios… La idea fue excelente, ya que Rob mataba su tiempo viendo nuevas alternativas y no estaba detrás de mí todo el día fastidiándome por cada molestia que tenía.
Hace unos días atrás jugando con Mady sentí unas leves contracciones que luego se me pasaron, Rob por poco ya avisaba a toda la familia que fuera al hospital; y otra cosa que se me acabo fue nuestra intimidad, si bien ya me resultaba incomodo maniobrar mi gran barriga aún tenía ganas pero él tenía temor que mis orgasmos y su intromisión me hicieran arrancar el trabajo de parto, hace una semana atrás fue tan maravillo el orgasmo que me regaló, que no pude contener que se me saliera unas gotitas de orina, él pobre pensó que me había roto la bolsa de aguas y me llevó corriendo al hospital… Ya las enfermeras conocían al ansioso papá Pattz que llevaba a su hinchada esposa a cada guardia que podía.
- Podemos ir a casa, ya tengo sueño.- dije bostezando-.
- Claro amor… Umm no sientes ninguna molestia ¿Verdad?... digo porque ya que estamos en la entrada del hospital podemos…
- ¡Ya basta Robert, me tienes hasta la coronilla de venir a la guardia por cualquier consulta, ya me conozco a todo el staff del hospital de tantas veces que me traes!- agacho la mirada apenado, se me partió el corazón.- Amor…- acaricié su melene crecida.- Yo también ya quiero cargarlos y tenerlos afuera, pero todavía falta y me alteras con tus nervios… Prometo que te voy a avisar cuando sea la hora.
- Siento ser un pesado, no sé que me pasa…- llevó sus manos hasta mi barrigota.- Papá solo quiere que estén bien, que nada malo les pase.- susurró sobre la misma.- Quiere cuidarlos siempre.
- Y lo harás amor… cuando llegue el momento…- dije jugando con su cabello-.
- Hoy están muy tranquilos, ya no se mueven tanto.- hablaba mientras ponía en marcha el auto-.
- Creo que es porque ya no tienen tanto espacio para moverse, aún me quedan seis semanas más por delante y no creo que mi útero se pueda estirar más.- comenté acariciando mi panza-.
- En verdad estás enorme, jamás pensé que te pudieras agrandar tanto.- lo miré con mala cara.- No lo tomes a mal cielo.- se apresuró a decir.- Solo que en estas últimas semanas todos los días creces más y más, ya estás por explotar.
- Es porque en las ultimas semanas los bebés adquieren su peso, y estos pequeños ya tienen más de dos kilos cada uno.- volví a bostezar-.
- Tienes razón… cierra un rato los ojos, yo te aviso cuando lleguemos a casa...- apenas logré escuchar lo que me dijo, yo ya estaba en un mundo diferente-.
jajajaja el pobre ya esta paranoico y desesperado....Me encantooooo...Gracias cariño...Besos..
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